La transferencia de las energías y los chacras ! 2ª parte

Traducción del Catalán al Español publicado en audio en este blog el 13/3/2014

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Conferencia a cargo de Marta Parramon en la Sociedad Teosófica Rama Armonia de Barcelona, Catalunya (España) 1999

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Cada uno de los cuerpos o vehículos que poseemos responde a un elemento, en realidad es materia y todo cuando podemos ver y percibir está constituido de elementos en diferentes grados y densidades. 
También cabe recordar que el cuerpo humano contiene sólidos, líquidos y gases.   

Así pues, las entidades que forman nuestra mente concreta pertenecen al elemento fuego que conocemos esotéricamente como Salamandras. Las que constituyen el cuerpo astral o de deseos pertenecen al elemento agua y son las Ondinas. Los elementales del cuerpo físico que son los minerales y parte ósea del cuerpo humano que son los Gnomos, los menos evolucionados dentro del reino elemental, aunque tan necesarios como los demás elementos para que el Propósito del Creador pueda llevarse a cabo por medio de las formas. El cuarto elemento permite el desarrollo de la intuición el más evolucionado dentro del grupo de devas elementales que pertenece a los Silfos del aire.
Más allá de estos estados de consciencia, los cuerpos que utiliza el discípulo avanzado y el iniciado ya no son gobernados por elementales sino por ángeles de categoría muy superior. Así y todo, siguen siendo Energía pero de una vibración y diafanidad que no tiene comparación posible con el reino elemental.
Las entidades que constituyen cada uno de los 7 cuerpos, desde el físico hasta el superior Ádico, es energía más o menos densificada  poseyendo el mismo grado evolutivo que el de la entidad que los utiliza.

Ahora lo podemos enfocar desde el ángulo del cuerpo etérico y los chacras, sin olvidar que cuando los nombramos estamos intentando comprender los efectos que produce la electricidad o (energías) que penetran a través de los nadis, (la contraparte etérica del sistema nervioso).  
Los nadis forman una red de fuego que recubre e interpenetra todo el cuerpo etérico, siendo el molde exacto del sistema nervioso. Son pura electricidad y esto lo demuestra la ciencia cuando estudia las neuronas y las descargas eléctricas que se producen entre ellas según nuestros estados de consciencia. 
Allí donde se entrecruzan muchas de estas energías, se forma una acumulación o núcleo que denominamos (chacra,) siendo los siete principales los que tienen una importancia primordial para el desarrollo del ser
humano, física y espiritualmente y que se corresponden con las glándulas y los órganos vitales necesarios para la vida. 

Dicho conocimiento puede enfocarse desde distintos ángulos y proporcionarnos una nueva comprensión de la influencia que tienen las energías de los 7 rayos en el desarrollo y la evolución de la consciencia en nuestro universo.
Un ser humano común generalmente tiene despiertos los chacras sacro y plexo solar, la humanidad un grado más avanzada está despertando el centro Laríngeo y el Cardíaco y un iniciado los centros del Entrecejo y Coronario. Cuando digo, despiertos, me refiero a que responden positivamente a las energías y entran a una mayor actividad y rotación, permitiendo que la fuerza de kundalini circule hasta el centro o nivel de consciencia alcanzado sin encontrar ninguna resistencia.

Entre un chacra y otro existe una trama o red etérea protectora que se va disolviendo a medida que ascendemos en el camino, permitiendo que las energías asciendan a su debido tiempo hasta el chacra que ha despertado, o sea, que nos abre la consciencia a un estado superior.
Jamás se debería provocar  el ascenso de kundalini de forma artificial. Si alguien quiere aventurarse y experimentar puede sufrir graves problemas mentales y físicos, e incluso la muerte. No olvidemos que el kundalini es el fuego de la materia y que a su paso por los chacras quema literalmente todo cuanto encuentra a su paso, rasgando la trama de protección de un chacra a otro. 

Mas adelante hablaremos de lo que representa el kundalini en nuestro sistema y su poder de generar la energía que mantiene viva y en movimiento a cualquier entidad.

Marta Parramon