viernes, 26 de julio de 2013

Muerte y Nacimiento ! 4º parte




!La muerte no existe!


Lo único que desaparece permanentemente son las formas


La muerte es una entidad psicológica, un Ángel de Luz y gran Poder que depende directamente de los Señores del Karma. Posee el poder del Primer Rayo y su misión consiste en destruir todas las formas gastadas de la naturaleza a fin de darles la oportunidad de renovarse a todos los seres vivientes y puedan volver a poseer nuevas vestiduras físicas en ciclos posteriores. Cuando los astros estén en la posición adecuada aquella alma podrá reencarnar y seguir respondiendo kármicamente a las influencias planetarias similares a las que lo regían en el momento en que dejó su encarnación anterior. De esta forma se establece la continuidad y la opción de seguir evolucionando con las mismas tendencias y estados de consciencia recogidos por el Ángel solar en los átomos permanentes.


La muerte no es la terrible imagen que a través de los siglos se ha creado de ella. La Muerte es un Ángel benévolo y compasivo que libera de la enfermedad, el dolor y la decrepitud a todos los seres que vivimos y evolucionamos en este planeta.


La Vida es lo único que no muere, es el símbolo del Ave Fénix que renace constantemente de sus propias cenizas. No tiene principio ni fin porqué es eterna,
lo único que desaparece son las formas.

Sin embargo en cada nueva encarnación la vibración de los cuerpos seguirá siendo la misma, incluso físicamente puede existir un gran parecido. Lo que no podemos saber es si encarnaremos en cuerpo masculino o femenino, depende de si en la encarnación anterior hemos finalizado el ciclo de 7 años en el mismo sexo, entonces en la próxima se producirá el cambio, ni tampoco sabemos si encarnaremos de nuevo en este planeta o en que país.


Siguiendo con el proceso de restitución después de abandonados los vehículos etérico y astral según el subplano del plano mental donde se haya tenido enfocada la consciencia, así será el Devachan, *el Cielo* pues el estado de consciencia que se vive en el Devachan podemos decir que es el reflejo de la propia imagen, constituyendo todas las cualidades positivas de aquella alma con las cuales construirá su cielo particular hasta que haya sido colmada su ansia de felicidad y el Ángel solar decida que el alma humana está preparada para volver a encarnar. La estancia en el Devachan nos permite sanar muchas heridas, frustraciones, falta de amor y tantos otros deseos insatisfechos de orden elevado.


Sin embargo existen casos de muertes por suicidio o por otras causas fortuitas que no están previstas en el destino de aquellos seres humanos, cuyas consecuencias son muy distintas a lo que se cree cuando piensan que quitándose la vida acabarán con su dolor o la desesperación.

Aunque quizás alguna vez hemos dudado de que exista un libre albedrío para el ser humano en realidad sí que existe!
Sin embargo esta libertad de decidir sobre nuestra vida o la de los demás, cuando se transgrede crea un karma terrible por haber atentado contra las Leyes divinas.

Desde el mismo instante en que el Ángel solar decide que un ser humano debe volver a encarnar, los Señores del karma entran en actividad preparando el futuro nacimiento de aquella alma designándole unos padres que le proporcionaran las circunstancias y la herencia necesarias, a fin de poder recuperar de nuevo la consciencia de la vida anterior.

Son loa Señores de karma quienes deciden el momento del nacimiento y también el momento de la muerte en que el Ángel solar cortará el hilo de la vida de aquel ser.
En el proceso de construcción y conservación de los vehículos también entra el trabajo de los devas elementales en sus distintas funciones durante todo el tiempo que dure aquella vida, a los cuales también les facilitamos su propia evolución.

*Todo este proceso de volver a encarnar lo desarrollaremos en la próxima publicación. Sin embargo esta explicación preliminar es necesaria para comprender la gravedad de la infracción cometida por el ser humano que se suicida*


El cuerpo físico denso y el etérico unidos forman una unidad.

El etérico es el molde del físico denso, el verdadero cuerpo humano. Cuando el hilo de la vida es cortado por el proceso natural, los dos cuerpos se descomponen a la vez.

En el caso del suicidio el hilo de la vida no puede ser cortado por el Ángel solar. El ser humano que realiza tal acto únicamente se deshace de su cuerpo físico denso y la consciencia cerebral, pero no del cuerpo etérico, el que hacía de conductor de la vida hasta su centro cardíaco.


Entonces aquella alma queda presa entre dos mundos, sigue padeciendo la causa de su desesperación y no puede regresar a su cuerpo físico porqué lo ha destruido ni ascender a los niveles astrales porqué no se ha producido el proceso de recapitulación cuando el Ángel solar corta el Hilo de la Vida. Deseaba encontrar la paz que tanto anhelaba pero el camino que ha escogido lo lleva a un mayor desasosiego.

Mientras el cuerpo etérico esté intacto seguirá sintiendo el dolor y los efectos de sus sentidos físicos y desdichadamente tendrá que vivir el proceso de descomposición del cuerpo sin vida, o si es incinerado sentirá el dolor que produce el fuego y todas las sensaciones que el cuerpo etérico le está transmitiendo, pues los Nadis, que son la contraparte etérea del sistema nervioso siguen intactos.


El cuerpo etérico como sabemos pertenece al plano físico sutil, siendo el transmisor de las energías y el que conecta la vida y la consciencia al cuerpo físico denso.

Una vez liberada aquella alma de su cuerpo físico ya sea por la descomposición o por la cremación, encarnará de nuevo inmediatamente y además en esta encarnación se le habrá añadido a su propio karma el que generó con su acción equivocada en esta anterior encarnación.

Puede que haya sido una buena persona pero todo el dolor que causó a sus seres queridos con el acto del suicidio, todas las relaciones karmicas que debía haber vivido y que hubieran cambiado la vida propia y la de aquellas personas con las que se hubiera relacionado, quedaron truncadas.


Los años que le restaban de vida a quien se suicidó los deberá vivir en esta nueva encarnación sobreviniéndole la muerte cuando el tiempo que le faltaba se haya cumplido, sean muchos o pocos años.

Entonces el Ángel podrá cortar el hilo de la vida recogiendo la consciencia de aquel ser en los átomos permanentes después de la recapitulación y disolución de los vehículos.

Entonces aquella alma humana podrá entrar en su Deva-Chan y a su debido tiempo iniciarse en una nueva encarnación con nuevas oportunidades de seguir evolucionando.


Marta Parramon


 

miércoles, 17 de julio de 2013

Muerte i Nacimiento ! 3ª parte



En el momento de la completa restitución del vehículo físico-etérico cuando los elementos que los constituyen son atraídos a su fuente de origen, el Yo superior permite al alma introducida en su vehículo kama- manásico (deseo-mente) que aún posee, ver por unos instantes las experiencias vividas en aquella encarnación física.  
En este estado de liberación del plano físico el hombre mínimamente evolucionado despierta en el plano astral totalmente consciente de ser quien es. Para él su vida en este plano es tan real como la que ha dejado atrás aunque mucho más vívida por haberse liberado de las limitaciones de los sentidos físicos.
Sin embargo debemos recordar que los planos a los que hacemos referencia, astral, mental y causal no son lugares sino estados de consciencia, aunque en el plano astral las imágenes son aparentemente similares a las físicas.
Un ser humano fuertemente apegado a sus seres  queridos, probablemente siga manteniéndose cerca de ellos después de su muerte, aunque lo más normal es que éstos no sean conscientes de su presencia. 
Si alguno de ellos murió antes y todavía se halla en su cuerpo astral, es probable que se encuentren en el instante en que entre en este plano después de la muerte física.

Existen muchas almas que ignoran cual es el proceso que seguimos después de la muerte física y al despertar en el plano astral no son conscientes de haber fallecido, siendo para ellas un estado tan real, que durante algunos días o algún tiempo, según lo que tarden en descomponerse los cuerpos, siguen viviendo en la casa junto a sus familiares e incluso entre los amigos y en el ambiente laboral. Esto ocurre porqué en el plano de los deseos nada más desear algo lo vivimos casi instantáneamente. Así que lo normal para esta alma desencarnada sería seguir viviendo y relacionarse como lo había hecho hasta el momento antes de fallecer. 

Querrá comunicarse al igual como siempre lo había hecho, pero a no ser que de entre sus allegados exista alguien que posea clarividencia no serán conscientes de su presencia, ignorando todos los intentos del fallecido de ponerse en contacto con ellos. 
Al principio puede que desespere al ver que éstos lo ignoran,  también puede pensar que lo que le ocurre es tan solo un sueño y mañana despertará. 

Sin embargo no estará solo en estos instantes. 
Existen los llamados "auxiliares invisibles" seres humanos encarnados o no que durante el sueño siguen prestando servicio y también ángeles que son instruidos en las Escuelas Internas de la Jerarquía para orientar a estas almas y darles la paz que necesitan, haciéndoles comprender que ya no poseen el cuerpo físico y que cuanto más pronto lo acepten y se desapeguen de sus seres queridos y de todo cuanto poseían más fácil les será  descartar los demás cuerpos y entrar en su Cielo o Devachan. 
Es muy importante la actitud de sus seres queridos después de haber fallecido un ser querido. Las almas desencarnadas deben seguir su camino y desapegarse de todo cuanto lo unía a la tierra.
Cometemos un error al pensar y lamentar constantemente su muerte después de haber pasado el duelo. No podemos retenerlas, pues nuestro pensamiento no les permite desprenderse y las mantiene atadas a la tierra cuando lo que necesitan es liberarse cuanto antes. 

Cuando un ser humano fallece y entra en el plano astral, por similitud de vibración puede encontrarse de nuevo con aquellos seres a los que ha estado muy unido, ya sea por amor o por odio, algunos de los cuales quizás también han fallecido, otros puede que aún posean cuerpo físico o simplemente están durmiendo proyectados por unas horas en este plano, pudiendo producirse un encuentro.
Al igual pasa a la inversa a los que estamos vivos y cuando dormimos nos podemos encontrar en nuestros sueños con familiares o amigos que han fallecido.

Las experiencias vividas en los sueños son dignas de tener en cuenta, aunque hay que ser autoconscientes en este plano para saber distinguir lo real de lo irreal.
 

El temor a perder nuestros afectos y relaciones queridas no tendría razón de ser cuando sabemos que entre el proceso de la muerte y la reencarnación existe una continuidad. 
Existen relaciones karmicas que no se rompen jamás y lo más importante es que de una encarnación a otra seguiremos siendo los mismos seres con la misma consciencia, con los mismos valores humanos y espirituales, tanto si nos ponemos "un vestido" (un cuerpo físico) como otro. 

Al reencarnar el reconocimiento con quienes estuvimos vinculados en la vida anterior puede ser físico, astral, mental o espiritual, o una conbinación de ambas tendencias, todo depende del nivel de relación que hayamos establecido con aquellos seres humanos en el pasado. 
Seguramente en más de una ocasión habremos conocido a alguien con quien se ha producido una compenetración instantánea o un rechazo igualmente intenso. Toda experiencia que hayamos vivido y que ha hecho impacto en nuestras vidas nos vincula a un karma de otras vidas, positivo o conflictivo. Con la muerte no existe rompimiento de relaciones, existe tan solo un intervalo en que se nos da la oportunidad de volver con un equipo más de acorde a la evolución alcanzada.
El Maestro nos dice que los seres humanos dedicados al bien de la humanidad están más evolucionados de lo que su cerebro físico les permite expresar.
La materia es demasiado densa, aún estando muy evolucionados cuesta mucho asimilar las energías superiores que va atrayendo. Las células de los cuerpos tardan siete años en regenerarse y asimilar las nuevas energías que el discípulo atrae, así que por más que avancemos, nuestros vehículos siempre irán retrasados.

El tiempo tal como lo entiende nuestra mente finita en el plano astral es tan dilatado que no podemos compararlo con el físico. Sabemos que cada plano está compuesto de 7 subplanos y según el estado evolutivo alcanzado al morir entraremos en el nivel que nos corresponde por vibración similar. Cuando descartamos un vehículo, al entrar en el plano siguiente superior viene a ser como una encarnación a la inversa de como ocurre cuando descendemos al plano físico.
Depende de lo desarrollado y activo que tengamos cado uno de los cuerpos, el tiempo que "viviremos" en cada plano, será más o menos extenso. Por ejemplo; una persona cuyo plexo solar está bien controlado por su mente, el paso por el astral  será muy rápido, entrando al poco tiempo en el plano mental. Cuanto más apegado esté, más tiempo le costará librarse del vehículo en cuestión.
Habiendo entrado en el plano de los deseos y cuando éstos  se hayan consumado, el cuerpo astral se disolverá (o morirá) y el alma humana se sentirá atraída hacia el plano mental. 
Cuando el cuerpo mental está muy poco formado el alma generalmente entra directamente del astral a su Devachan.
Podemos decir que el descartar los vehículos, para la personalidad son tres muertes, sin embargo al penetrar en los planos superiores, para el alma significa entrar en la vida.   

La recapitulación de lo que fuimos en la vida anterior se hace en tres etapas, una para cada vehículo o estado de consciencia. Existe un átomo para cada uno de los cuerpos del ser humano incluído el que le corresponde al cuerpo causal si este está construído o sea, si el ser humano ha adquirido consciencia egoica. 
 
El cuerpo causal no puede ser destruído hasta que el ser humano recibe la cuarta iniciación y entra en el Reino de las Almas Liberadas o sea que este Cuerpo es siempre el mismo dentro del 4º Reino.  
De esta forma la consciencia adquirida del ser humano queda grabada en los átomos permanentes y cuando le llegue la hora de volver a encarnar los devas constructores al igual como lo hace un escultor, darán forma a los nuevos vehículos de la personalidad con una vibración y nivel evolutivo idéntico al alcanzado por aquella alma humana, partiendo de la memoria y vibración que éstos contienen.


                     Marta Parramon

domingo, 7 de julio de 2013

Muerte y Nacimiento ! 2ª parte



Al igual que la metamorfosis que realiza una mariposa, el alma humana empieza su evolución a ras del suelo, alimentándose de lo que encuentra en su camino y está más a su alcance, siendo la visión de su entorno totalmente limitada. Hasta que le llega aquella etapa crucial y misteriosa en que empieza a envolverse en el capullo, (símbolo de la construcción del cuerpo causal) donde se convertirá en crisálida, iniciando un proceso de mutación maravilloso para "despertar" convertida en mariposa en un mundo donde la gravedad de la tierra prácticamente ya no la limita. Cuando la mariposa surja de la envoltura y extienda sus alas para elevar su frágil cuerpo, descubrirá un mundo nuevo y maravilloso y su perspectiva será infinita.
Ya no buscará el sustento en la solidez de las hojas sino que a partir de entonces su alimento será el néctar de las flores.
Esta etapa de interiorización y aparente reposo dentro del capullo, es de una intensa actividad, por analogía ocurre algo similar cuando el alma deja su cuerpo físico y habiendo ascendido y consumado sus experiencias en el DevaChan espera la entrada a otra encarnación, trayendo consigo una nueva visión y un nuevo equipo más apropiado que le permitirá ampliar su perspectiva de la realidad de la existencia.
Este es simbólicamente el destino superior que nos aguarda cuando dejemos de apegarnos a las cosas materiales que nos brinda la tierra, para convertirnos un día en el Ángel que somos en esencia.
Cada muerte nos acerca un poco más a la liberación, sin embargo nos negamos a aceptarla porqué estamos demasiado apegados a las experiencias que nos brinda la materia y aunque creamos que tenemos que volver a reencarnar sigue existiendo una gran inseguridad, un vacío que necesitamos llenar con el conocimiento que nos brinda la Sabiduría Eterna y la Religión, aunque solo sea para tener la esperanza de no ser aniquilados al morir y poder así recuperar la consciencia que hemos alcanzado hasta el momento.
Podemos describir algunos de los pasos que da el alma al dejar el cuerpo físico, teniendo en cuenta que el nivel de evolución alcanzado marca la pauta y el proceso que seguirá el alma después de la muerte.
Entre la gran mayoría de seres humanos que pueblan la tierra se destacan tres grupos de almas cuya vibración espiritual difiere ampliamente y que según su enfoque en la vida y los valores que haya cultivado determinarán el punto de salida del alma en el instante en que sea cortado el hilo de la vida.
El más común de estos grupos pertenece a la gran masa humana, polarizada básicamente en su vida de deseos, lo cual significa que la "puerta" más afín para la salida del alma será el plexo solar.
Otro grupo pertenece a las personas de buena voluntad que acostumbran a ser aspirantes espirituales y a todos los seres que actúan inducidos por el amor hacia la humanidad, aunque todavía vivan muy pendientes de su personalidad, sin embargo demuestran estar abriendo su corazón. Sin embargo no será por el centro cardíaco por donde saldrá el alma en el momento de la muerte sino por un centro muy cercano al cardíaco.
El tercer grupo está formado por quienes han desarrollado ampliamente la mente como son los intelectuales cuyos centros superiores como el Laríngeo y el Frontal están despertando y los discípulos e iniciados que tienen activo o han despertado el centro coronario que es el portal de salida del alma cuando desencarnan.
En el momento en que el Yo superior o Ángel solar decide que debe abandonar sus vehículos, el cuerpo etérico empieza un proceso de replegamiento hasta el chacra por donde saldrá del cuerpo físico.
Una vez ha empezado el proceso, el cuerpo etérico empieza a retirarse de las extremidades produciendo en el cuerpo físico descargas eléctricas más o menos perceptibles para quienes lo acompañan. Cuanta más vitalidad tenga el moribundo, más le costará desprenderse, tan solo se lo verá estremecerse de vez en cuando hasta que el cuerpo etérico se haya replegado totalmente quedando todo el organismo insensible. En este estado ya no poseerá sensibilidad ni sentirá dolor alguno porqué generalmente estará inconsciente, aunque el hilo de la vida todavía no habrá sido cortado.
El doble etérico es un entramado de energías eléctricas denominadas Nadis, la contraparte del sistema nervioso, estando íntimamente relacionado con la vida y la muerte de cualquier ser.
En caso de muerte por accidente en que el cuerpo etérico se separa al mismo tiempo que se corta el hilo de la vida, lo único que siente la persona en el último instante es la sensación de una descarga eléctrica de alto voltaje producida por el desgarramiento brutal del cuerpo etérico.
Según cual sea el nivel de apego a la vida de la persona, el proceso de salir del cuerpo puede durar minutos o incluso semanas, pues el elemental del vehículo físico puede resistirse a dejarlo. De ahí la recomendación que da el Maestro a los aspirantes espirituales del olvido de si mismos, para que al llegar el momento de la muerte se hayan desapegado lo suficiente y ayuden al alma a liberarse rápidamente del cuerpo denso.
Cuando las energías del cuerpo etérico están totalmente recogidas en el punto de salida el Ángel solar emite un mantram, una invocación que atrae al Ángel que ha de cortar el hilo de la vida y a los Devas Resplandecientes de Luz que acogerán al alma bajo su protección.
Cuando es cortado el hilo de la vida que lo unía a aquel cuerpo, el clarividente ve salir al alma en su vehículo etérico. Su aspecto y características son las mismas que las que tenía el cuerpo físico, es idéntico pero mucho más sutil y vapososo, sus facciones menos definidas pues ahora tan sólo es etéreo y según cual sea el orificio (o chacra) por donde haya salido el alma, el clarividente esotérico sabrá cual es su estado evolutivo alcanzado.
En esta visión del alma saliendo de su morada densa el clarividente ve muy cerca del centro cardíaco etérico una luz pequeña pero más o menos radiante, es la luz que desprende aquella alma humana, el verdadero ser interno que una vida tras otra sigue apropiándose de unos vehículos para seguir creciendo en radiación, en magnitud y en pureza.
*Los Ángeles de Luz Resplandeciente acogerán al alma en su seno envolviéndola con su manto de Amor y de Luz* tal como se enseña en las escuelas internas en los Ashramas de la Jerarquía.
Una vez el alma humana ha dejado la vida física, se mantendrá en su cuerpo etérico hasta el momento en que el Ángel solar extraiga la vitalidad del mismo y empiece a la vez el proceso de descomposición o hasta que el cuerpo físico sea incinerado y entonces pueda desprenderse de él más rápidamente para seguir la trayectoria de eliminación de los cuerpos sutiles astral y mental.
Al iniciarse el proceso de descomposición o incineración, cada átomo de sustancia se separará de los demás dispersándose para volverse a unirse al elemento que le corresponde; los sólidos, líquidos y gaseosos de los cuales estaba formado el cuerpo.
En su propio elemento se mantendrán en reserva, donde serán extraídos nuevamente cuando al alma le llegue el momento de volver a encarnar.
Vemos pues que en el proceso de la muerte, Espíritu y materia se separan momentáneamente.
Después de haber descartado los cuerpos fisico-etérico, le seguirá un proceso de total inconsciencia, sometido a lo puede parecerse a un profundo sueño, hasta que despierte en el plano astral. Ya no sentirá dolor alguno ni nada físico que la limite.
La incineración es muy recomendable y necesaria para que el alma se libere cuanto antes, para que pueda entrar en el plano astral y posteriormente en los planos superiores.
Cuando la incineración sea la norma en todo el planeta, la humanidad se liberará de muchas enfermedades que ha heredado a través de los siglos y que han impregnando y siguen contaminando el suelo de la tierra al enterrar a los muertos.
El fuego es purificador en todos los sentidos, interna y externamente.
*
En las próximas publicaciones seguiremos
hablando de todo el proceso de abandono de los cuerpos sutiles hasta llegar al DevaChan y finalmente, explicaremos como se produce el nuevo renacimiento.
 
Marta Parramon

lunes, 1 de julio de 2013

Muerte y Nacimiento ! 1ª parte




 El tema que vamos a tratar hoy constituye una de las enseñanzas más necesarias que se dan a la humanidad en la Sabiduría Antigua a fin de instruirla y sacarla de la ignorancia del proceso que sigue el alma entre una encarnación y otra.
La muerte forma parte de la vida y la vida forma parte de la muerte. Todo cuanto existe en la creación está sometido a este proceso de regeneración constante y a los ciclos que se alternan entre actividad y reposo.
La humanidad necesitamos perder el miedo a la muerte, pues aunque hayamos pasado por esta experiencia en infinidad de ocasiones nuestro cerebro es incapaz de recordarlo.
A la gran mayoría de la humanidad le da un miedo terrible tener que afrontarla, aún sabiendo que es un acontecimiento inevitable por el que todo ser viviente tiene que pasar, sin embargo lo desconocido siempre nos da miedo cuando no está en nuestras manos controlarlo.
También habrá quien no crea en la continiudad del alma o ni siquiera en su existencia, sin embargo frecuentemente suele ocurrir que cuando llegue la hora de la muerte, las dudas y el miedo a lo desconocido aflorará en sus consciencias.
Sin embargo para el clarividente esotérico que tiene una percepción más allá de la física, la muerte no existe, porqué cuando una persona muere, ve salir al alma del cuerpo y entrar en otra dimensión del espacio. El temor a la muerte sólo es debido a la incapacidad humana de penetrar conscientemente en los mundos invisibles.
La muerte no es el único gran misterio sino que también lo es el nacimiento. La diferencia entre uno y otro es que la muerte del cuerpo físico es una liberación para el alma. En cambio lo que representa la vida para el ser humano, para el alma es la muerte.
Aquello que deseamos, poseemos y anhelamos, nuestras relaciones más o menos cercanas , nuestros conocimientos, nuestras creencias y demás... para nosotros, representan la vida.
Cuando nos llega el momento en que debemos afrontar la muerte, la consciencia personal que conocemos y con la cual nos identificamos nos vemos obligados a abandonarla, produciéndose una tremenda rebelión en contra y una gran resistencia a aceptarla.
Esta resistencia produce una larga agonía y sufrimiento que se podría evitar si se tuviera una información adecuada y se supiera que más allá de la vida física existen otras dimensiones, astral y mental y que cuando se llega "allí" después de la muerte del cuerpo físico, se descubre que nos son familiares, especialmente el plano astral, porqué cada noche penetramos en ellas al dormirnos.
La muerte no existe! únicamente existe continuidad.
Lo único que muere son los cuerpos que le han servido al alma como vestidura para llevar a cabo una etapa más de su evolución en este plano más denso. Cuando el alma se haya desplazado a estos mundos más sutiles una vez abandonado el cuerpo, seguirá conservando la misma consciencia, tal como era antes de dejar el cuerpo físico, pero con la diferencia que ahora se habrá librado del sufrimiento físico y de todas las limitaciones de este plano.
El proceso de la muerte es el mismo que se sigue cuando nos vamos a dormir cada noche. La diferencia entre dormirse y morir es que al dormir únicamente se separa del cerebro el hilo de la consciencia, mientras que en el momento de la muerte además de separarse el hilo de la consciencia también lo hace el hilo de la vida. Aún así el alma sigue existiendo más allá del cuerpo físico que ha abandonado.
Cuando un alma encarna se sumerge en la densidad de la materia, siendo para ella una prisión que la limitará mientras dure aquella encarnación.
Sin embargo cuando el cuerpo físico muere el alma se libera y asciende hacia los mundos sutiles, descartando progresivamente los cuerpos físico, etérico, el astral y el mental que le han servido en aquella encarnación para adquirir experiencias, le habrán dado la oportunidad de expandir la consciencia y redimirla hasta cierto punto.
Una vez se ha liberado de los distintos cuerpos materiales, llega al Deva-Chan (el Cielo de los Cristianos) donde entrará en un profundo reposo de paz y bien estar, esperando que se den las condiciones oportunas para volver a encarnar.
En realidad el Deva-Chan no es un lugar sino que es un estado de consciencia.
Cuando el alma desencarnada llega al Deva-Chan forma a su alrededor una esfera dentro de la cual vivirá con solo desearlo y por el poder de la imaginación, (pues cabe recordar que la imaginación es creadora) todas aquellas experiencias felices que hubiera querido vivir en su vida y el karma se lo impidió. Este es un estado de bienaventuranza que sirve al alma humana de bálsamo por todos los sufrimientos vividos en aquella encarnación, a fin de poder entrar en una nueva vida sin el recuerdo del sufrimiento que pudo haber padecido anteriormente. (Quizás es por esta razón que normalmente no se nos permite recordar las encarnaciones anteriores) Cada alma posee su propio Deva-Chan de acuerdo a sus aspiraciones y tendencias cultivadas durante la encarnación.
Para esta alma su Deva-Chan constituirá una vivencia mucho más real que la propia vida física, habiéndose liberado de todo sufrimiento, ya que el karma, cuando el alma ha dejado atrás sus vehículos mortales no puede seguirle hasta este nivel de consciencia superior.


Marta Parramon

La Teosofía en la Nueva Era !