sábado, 3 de julio de 2021

Romper los límites para despertar!

 



Traducción del Catalán al Español publicado en el bloc “Teosofía Rama Armonía”13/04/2013
¿Qué entendemos por,. ¿Despertar?
Cuando a través del tiempo vamos desarrollando la mente llega un punto en que ya no tenemos suficiente con los conocimientos mundanos que hemos adquirido, sino que buscamos algo más, algo que desconocemos y sin embargo, nos atrae desde adentro aún sin saber por qué.
Esta inquietud nos impulsa a buscar este algo desconocido en las distintas religiones y filosofías, en la ciencia, en las artes, en la educación... en algo que podamos reconocer e identificarnos y dé un nuevo sentido a nuestra vida.
En esta etapa el Alma nos impulsa hacia adelante en el camino evolutivo a fin de que rompamos los límites que nos hemos impuesto como personalidades.
Llegados a cierto estado de consciencia avanzada, es preciso hacer un recuento de nuestros valores y empezar a separar "el grano de la paja" Darnos cuenta que la forma, todo lo externo, tan solo es la apariencia, el vestido que encubre la realidad interna.
Aprender a reconocer lo que oculta la forma es necesario si queremos es descubrir realmente quienes somos y el porqué tenemos que ponernos este vestido que aparentemente nos hace ser distintos de lo que somos en realidad. El cuerpo físico únicamente es el efecto de una causa espiritual interna que nos limita la verdadera expresión, tan solo es el vehículo de contacto que nos permite por medio de los sentidos, adquirir y ampliar la consciencia en los distintos planos sutiles, astral, mental y espiritual.
Al paso del tiempo, toda experiencia proveniente del pasado de la cual hemos aprendido muchas lecciones, debería ser trascendida. A partir de entonces es cuando frente a nuestra percepción interna aparece una nueva realidad que ya presentíamos, porque en esta larga búsqueda, aún sin darnos cuenta, la hemos estado invocando. Este nuevo estado de consciencia, a su debido tiempo, nos revela Quienes somos en nuestra esencia, de donde procedemos y cuál es el destino humano.
Al igual que si hiciéramos un examen de consciencia, deberíamos ser capaces de reconocer interiormente aquello que tiene un mayor significado, lo que consideramos como esencial y más valioso de lo que hemos aprendido de la vida, lo que ha despertado en nosotros la inquietud de ir siempre más allá y hacia un objetivo superior.
A menudo lo repito, pero es que es preciso descartar lo inservible y todo cuanto vela la luz, limita el avance y oscurece el camino.
Tan solo cuando vaciamos la consciencia de lo que no tiene valor puede haber lugar para lo nuevo que ha de venir.
Una vez hecho el recuento de nuestros valores podremos mirar de frente nuestra propia consciencia y escoger las semillas de más calidad que han crecido en nuestro interior y a partir de aquí empezar a sembrar.
No nos detengamos aunque la vida nos ponga dificultades, (que siempre las hay) la realidad que hemos conquistado a costa de duro esfuerzo nos da la fortaleza necesaria para no decaer. Ahora somos conscientes y habiéndonos convertido en “Sembradores”, tenemos el deber de sembrar en tierra fértil, allí donde las almas anhelantes están esperando acoger las semillas con el corazón abierto.
Un ejemplo que a menudo he puesto es el del excursionista que quiere ascender a una alta montaña (símbolo de elevación espiritual) cargado con su mochila (sus apegos personales) llena de objetos innecesarios.
Pero a medida que asciende cuesta arriba la dificultad es más grande, la fatiga lo detiene, no puede respirar bien y le es imposible seguir adelante. Aunque si quiere llegar a la cumbre, no tendrá otro remedio que irse aligerando de su carga, hasta quedarse únicamente con lo esencial e imprescindible, y si es mucha la dificultad, (que lo será), tendrá que abandonar la mochila y todas sus pertinencias. Entonces se habrá aligerado totalmente de su carga, se sentirá libre y la ascensión culminará felizmente.
Hay discípulos en probación que desdichadamente, no tienen la fortaleza ni la voluntad superior suficiente para saltarse todos los obstáculos que vaya encontrando. Habrá quien desista de seguir escalando para no tener que desprenderse de sus apegos; físicos, emocionales o mentales, o tal vez, porque le faltará la confianza en sí mismo y preferirá dar marcha atrás, pensando que lo volverá a intentar en otra ocasión cuando se sienta más fuerte y no tenga tantas limitaciones kármicas. Pero no tiene en cuenta que la montaña está ahí para ser ascendida, que el karma se acumula de una encarnación a otra y tarde o temprano tendrá que trascenderlo para poder llegar a la cumbre si quiere liberarse. Y lo más probable es que la oportunidad que se le está dando no vuelva a presentarse en esta encarnación.
Vivimos inmersos dentro de un escudo que nosotros mismos hemos construido para protegernos de todo cuanto pueda alterar nuestra vida y que hemos ido construyendo con gran esfuerzo. Pero cuando nos dejamos atrapar por lo que consideramos que hemos conquistado, cuando nos apegamos de tal forma a ello, sin darnos cuenta, nos convertimos en las víctimas de nuestras propias seguridades.
Romper los límites no significa que en una encarnación determinada podamos hacerlo sin más, aunque experimentemos una expansión de consciencia, sino que se trata de ir dejando atrás a cada instante lo que pertenece al pasado, de lo cual algo hemos aprendido, pero que sin embargo, nos limita la verdadera libertad.
Toda encarnación requiere renuncias, desde las más personales hasta las más superiores que podamos imaginar; la renuncia a los conocimientos espirituales y al Maestro son las pruebas más duras y difíciles de pasar e incluso la renuncia a la propia individualidad, cuando recibe la 4ª Iniciación y se libera totalmente de su consciencia humana para entrar en el quinto reino. Imaginad lo que significa para el gran iniciado tener que desprenderse totalmente de todo cuanto ha adquirido desde el principio de su evolución con duro esfuerzo, para poder llegar a este estado en que los planos de la materia ahora tan solo son una ilusión, un sueño del cual ha despertado.
Visto desde la perspectiva actual en que formamos parte del reino humano, puede incluso darnos miedo dejar de ser quienes somos.
Pero desde que la Mónada desciende a los mundos de la materia empezando como mónada mineral, tiene que renunciar progresivamente a cada reino inferior para seguir ascendiendo en la escala evolutiva de un reino a otro, convirtiéndose en Mónada vegetal, animal, humana, superhumana y divina hasta haber cumplido el Propósito del Creador, regresando como Hijo Pródigo al Hogar del Padre de donde surgió para adquirir plena consciencia en todos los planos y sub planos donde se desarrolla en este segundo universo la “Consciencia” del Logos solar.
En cada paso que damos hacia adelante ampliamos la consciencia expandiendo los límites de nuestro círculo no-se-pasa, aumentando la visión y la oportunidad de ir más allá, siendo la próxima meta un objetivo más amplio, más sutil y lleno de significado.
Sabemos que lo que somos hoy es el fruto del pasado, sucediéndose interminablemente de una encarnación a otra,“causas y efectos” pero con una consciencia que a partir de cierta etapa, hemos empezado a sintetizar al desprendernos de lo no esencial. Además de haber incorporado nuevas experiencias que nos han abierto la auténtica comprensión de lo que significa la evolución planetaria, el Plan de Logos. Una comprensión que no es despertada únicamente por las enseñanzas que nos brindan los libros sagrados, sinó una nueva y más elevada interpretación de su contenido.
Hay que romper los límites que nos confinan en la inercia del pasado y entrar en la corriente de la nueva era libres del peso que tanto nos condiciona, y abiertos a las nuevas Leyes internas que empiezan a regir mundialmente. Cuando nos adaptemos a ellas, se cumplirá la Promesa que nos ha de conducir a la Fraternidad mundial.

Marta Parramon Elies

Comentario
Hola Marta y companys,
Si así es, un camino donde lo importante no es la meta sino el camino mismo. En este sentido, como bien dices Marta, el desapego para llegar a la cima es la clave, desapego que no es resignación sino aquella actitud que no niega la realidad, sino que "sin cerrar los ojos" es consciente de las dificultades, pero las afronta con un corazón abierto que nos da la espontaneidad de la vida.
Siempre me ha gustado la frase "solo hay que reconocer el siguiente paso a dar" porque muy a menudo el exceso de información/ posibilidades/ deseos/aspiraciones/apegos/mente …, nos confunden, y no nos permiten ver algo tan sencillo como el presente más inmediato, aunque solo sea el salir a la calle a comprar algo que necesitamos y por el camino saludar a un vecino, ver una flor o sentir la brisa de un atardecer.
Un abraçada

Respuesta
La simplificación de la propia vida es la clave.
Sabemos que los conocimientos pueden llegar a saturarnos volviéndo cada vez más compleja nuestra mente. Con esto no quiero decir que el conocimiento no sea necesario, pero todo tiene sus límites que sin duda deberíamos saber reconocer.
Cuando a menudo hemos hablado de la renuncia o el desapego, no se trata de esperar a ser grandes discípulos para ponerlo a la práctica, se trata de ser capaces de no apegarnos a partir de ahora mismo, de utilizar lo adquirido en el momento oportuno y quedarnos tan solo con lo esencial.
Desde que venimos al mundo y empezamos a ser conscientes, física, astral y mentalmente tenemos que renunciar constantemente a algo, porque la dualidad forma parte de la vida y en este camino siempre hallamos bifurcaciones que nos fuerzan a decidir seguir por un camino u otro, renunciando naturalmente a uno de ellos.
¡Porque sufrimos tanto? Generalmente por la indecisión, porque nos resistimos a escoger uno de los dos caminos, no queremos renunciar a lo que conocemos y nos da seguridades o porque los dos caminos son atrayentes y entonces es cuando nos damos cuenta que tarde o temprano tendremos que escoger un camino u otro. El de la derecha ascendente, pero lleno de inseguridades o el de la izquierda conocido que nos inmobiliza y detiene la evolución o nos hace retroceder. Llegados a cierto estado de consciencia no existe el término medio, únicamente existe el Bien y el Mal.
Frente a este dilema nos damos cuenta que el camino de la derecha conduce a una alta montaña que se debe escalar hasta llegar a la cumbre. Aunque queramos ascender no podremos cargar con todo el peso adquirido por nuestro pasado, porque nada más empezar ya nos habremos rendido. Sin embargo, si no queremos quedarnos rezagados deberíamos perder el miedo y aventurarnos por caminos no trillados todavía
Como he dicho anteriormente, es precisa la simplificación, ser sencillos e inteligentes (como tu mismo comentas) pero libres por completo del peso de los recuerdos, las costumbres, tradiciones y también de la mayoría de conocimientos intelectuales que tan solo reservamos en la memoria como algo concreto y superficial. Hay que desechar lo inservible, aquello que en su momento nos fue útil, pero que ahora ya pertenece al pasado.
Tan solo hay que reconocer el siguiente paso a dar, como bien dices tu... pero para dar este paso tendremos que ser intrépidos a fin de poder afrontar lo desconocido, acostumbrados como estamos a las seguridades, pues el camino espiritual está lleno de misterios que tan solo lo desvelaremos cuando hayamos dado el primer paso.
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Una abraçada!

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