A medida que nos introducimos en el estudio esotérico sobre las energías vamos siendo conscientes del campo tan amplio de investigación que se abre ante nosotros sobre la realidad de los mundos ocultos, así como lo que representan para la evolución las energías de los siete rayos y su gran poder transformador en la vida de la naturaleza, siendo sus efectos internos y externos a la vez, produciendo cada uno de ellos un tipo particular de radiación que altera sensiblemente la radiación de la materia atómica en todos los planos y subplanos dentro del sistema.
No podemos comprender
la importancia del
cuerpo etérico si no conocemos las energías de los siete rayos,
siendo de capital importancia la función que éste
realiza
al absorberlas, asimilarlas y distribuirlas, adaptándolas a la forma
física densa según cual sea el estado evolutivo de la entidad que
conforma.
Cada
rayo compenetra y transforma con su radiación la materia atómica de
las formas que responden de forma predominante a su propia cualidad,
pudiendo ser reconocidas por aquellos seres
humanos que
conocen sus influencias por medio del
estudio
y la capacidad de observación habiendo aprendido a reconocer su vibración y a saber diferenciar
entre la influencia
que ejerce un rayo par de uno impar.
Sabemos
que todo cuanto existe en la creación es energía diferenciado por distintas frecuencias vibratorias y a cuya influencia respondemos la
humanidad, Existen dos grupos claramente diferenciados dentro del reino humano; el grupo que fue individualizado en la cadena Lunar y el que se individualizó aquí en la Tierra a mediados de la raza Lemur. Los
seres individualizados en la cadena lunar forman parte del
Centro
Laríngeo del Logos planetario cuya mente está en pleno desarrollo. Así como quienes se individualizaron aquí en la Tierra pertenecen a Su centro Plexo solar debido a su polarización astral.
Todo ser humano capaz de discernir y reconocer la diferencia que existe entre el bien y el mal, tiene una responsabilidad muy importante que cumplir y la misión interna de llevar adelante la evolución planetaria. Para ello es preciso conocer en profundidad las características de las energías de rayo y como actúan sobre la creación, en particular sobre la evolución humana a fin de aprender a identificar su vibración en cada ser o entidad observada, lo cual nos dará mucha más información de lo que podamos imaginar, contribuyendo a una mayor comprensión de las causas que mueven la evolución.
En principio deberíamos saber a que rayos respondemos individualmente; especialmente el astral y el de la personalidad, lo cual nos dará un indicio de que clase de instrumento poseemos para llevar a cabo el servicio. Existen distintas formas de servicio según a los rayos que respondamos. Si lo que anhelamos es servir pero todavía no sabemos cual es la forma como debemos hacerlo, sería interesante investigar en el estudio en lo referente a la personalidad y agudizar la intuición para saber el rayo del Alma. En cuanto lo sepamos estaremos preparados para asumir nuestra responsabilidad como servidores, porque al conocer cual es el rayo que rige a nuestra Alma sabremos cual es nuestra procedencia, nuestro Sendero y la clase de servicio que nos corresponde realizar por línea de Rayo.
El doble etérico está formado por una red de energías eléctricas que transmiten la vida y mantienen en movimiento ininterrumpido y rítmico a las células y átomos del organismo. Cada chacra principal está formado por infinidad de hilos de energía, que cuando confluyen en un mismo punto y se entrecruzan dan forma a uno de los chacras principales y nos permiten ser conscientes en los distintos planos por medio de los sentidos.
La
actividad o inactividad de los chacras dentro del cuerpo etérico
determina los estados de consciencia. Cuando
en
cierta
etapa evolutiva
aumenta
la revolución e
irradiación de
uno de ellos, acostumbra
a ser una
época de grandes transformaciones, produciéndose cambios
internos y en la vida de la personalidad, lo cual es debido a la
transferencia de energías de un chacra inferior a otro superior
y
si los astros están alineados formando un triángulo equilátero perfecto con
la conciencia del ser humano,
probablemente se
reciba
una Iniciación.
Estamos
investigando
sobre el cuerpo etérico intentando comprender lo
que representa para la vida manifestada,
macro y microcósmicamente,
desde
nuestro
sistema solar hasta
una vida atómica.
Sabemos
que el cuerpo etérico es el conductor de tres
energías
vitales;
el
prana solar, prana planetario y prana
de
las formas, produciendo cada
una de ellas distintos
efectos sobre los
estados de consciencia,
la salud
y la
vida
de
las entidades
que la reciben.
Cuando
las energías inciden sobre los éteres solar,
planetario, humano, sub-humano o atómico, penetran a través del
centro superior que se halla en todo ser vivo, siendo de alguna forma
el
equivalente
al
polo norte y
dirigidas
al centro esplénico. Siendo
análogamente el Sol, el Centro Esplénico
del
sistema.
Científicamente sabemos que, en
general, toda
entidad solar,
planetaria,
humana
o
atómica,
posee una ligera depresión en
su polo superior lo que para el ser humano es el centro coronario. Es
pues
por
esta depresión por donde penetran las energías pránicas
en
el doble etérico.
Si
habéis
observado alguna vez la mágica belleza
de las auroras boreales, podéis
estar seguros que habéis
visto
energías dévicas
solares, pues
toda energía es esencialmente Dévica. El
hecho de que puedan verse físicamente
es
debido a la latitud y
pureza
de los éteres y al magnetismo tan potente que existe en los
Polos. Dichas partículas cargadas
de electrones y protones científicamente
denominadas,
(viento
solar) son etéreas, sin embargo podemos verlas debido a su potente
radiación. La
visión etérea
no se considera clarividencia sino que es una facultad del ojo físico
que las razas primitivas poseían y fueron perdiendo a medida que el
ojo
físico denso aumentaba
su
visión. Sin embargo, aunque para la gran mayoría de la humanidad la
visión etérea
esté en latencia, se
irá
recuperando a medida que avance la raza volviendo
a recuperar la visión de los mundos internos.
De igual forma las energías pueden ser vistas entrando o
saliendo del centro superior
de
un ser humano o de un fruto más o menos esférico si se posee visión
etérea
o astral. Después
de haber penetrado en el
cuerpo y
ser absorvidas las necesarias, las sobrantes son expelidas al
exterior por el mismo
centro que
penetraron
con
una potente eclosión de energías vibrantes
en
forma de cascada que envuelve todo el cuerpo, matizándolo con los
colores de los rayos que han sido atraídos por aquella entidad, ya
sea subhumana, humana o solar.
La analogía es perfecta, pues
la absorción, asimilación y distribución de las energías se
produce de igual forma en todo ser creado.
El
Logos el
(Centro
Esplénico Solar) recibe
las siete energías de rayo y las distribuye hacia
los
siete planetas sagrados y éstos
a
la vez las expanden por todo sistema
cualificándolas con su propia energía de Rayo. Lo
mismo ocurre con el ser
humano, una vez han penetrado por el centro superior son dirigidas el
centro del Bazo, (el
Esplénico) y
éste las expande
hacia los chacras
principales añadiéndoles
su propia vibración antes de distribuirlas por
todo el organismo humano.
Cuando las energías penetran en una
forma es el cuerpo etérico quien las conduce y asimila, absorbiendo
la cualidad del rayo entrante y
mezclándolas
con el estado de consciencia del ser interno. Las energías que no
son utilizadas salen a través de la radiación que emite el doble
etérico y que conocemos como el aura de salud, mezclándose a
la vez con
las auras de los ambientes con quien se relaciona y con todas las
formas de vida que existe en el planeta.
De esta forma podemos
imaginar cuan complejo es el contenido de los éteres planetarios
dentro de los cuales estamos inmersos, pues está constituido por
todos los estados de consciencia y vibraciones en constante
movimiento y transformación, producidos por multiplicidad de
especies y reinos de la naturaleza que en conjunto forman el aura del
cuerpo físico- etérico
del
Señor del Mundo.
Si el éter dejara de existir, todo cuanto
constituye la creación se desintegraría. No existiría ninguna
forma en todo el universo ya que todo cuanto nos envuelve y
compenetra es Éter. Por su intermedio nos llega la vida
y permite el desarrollo de la consciencia a
través de
los sentidos.
El
doble etéreo
es
el cuerpo que nos facilita la continuidad de consciencia en otros
planos y determina la vitalidad o falta de ella según el karma de la
entidad que lo ocupa. En cada uno de los planos y
subplanos, todas
las formas creadas están constituidas de éter desde el primero
hasta el séptimo superior.
El éter es el conductor y
distribuidor de las energías que circulan de forma interminable por
todo el universo, dejando su impronta en cada vida y en cada elemento
con el que entra contacto. Es el medio por el cual el hilo de la vida
y el de la consciencia pueden llegar a cualquier forma de vida
permitiéndole
evolucionar.
Marta Parramon Elies
Comentarios
Muy
interesante, como de costumbre Marta.
Las energías "sobrantes"
para decirlo de alguna manera, salen y se funden en el medio ambiente
y pueden ser absorbidas por otros seres que se encuentren alrededor,
por tanto, podríamos deducir según la vitalidad de las personas (y
digo vitalidad, no ganas de hacer cosas) si son emisoras de energía
o en su defecto receptoras de la misma, no? En otras palabras, las
personas con buena salud y vitalidad expelen energía y las enfermas
y poco activas están faltas de la misma... (cuestiones kármicas al
margen).
Un fuerte abrazo
Respuesta
Creo
que tu reflexión concuerda perfectamente con las enseñanzas
esotéricas,
pero
creo que también sería interesante reflexionar sobre lo que
significa el Inconsciente colectivo y la receptividad o no que
poseemos sobre los estados de consciencia ambientales
y la cualidad de las energías que contienen.
Todos los seres
que vivimos y evolucionamos en el planeta, en conjunto formamos una
unidad y extraemos de los éteres la mayoría de elementos o energía
que precisamos para desarrollarnos y seguir evolucionando.
Esta
energía está contenida en los éteres dentro de los cuales estamos
inmersos, pero únicamente absorbemos
aquellas energías con las cuales tenemos una afinidad de
vibración.
Aunque los seres humanos estemos individualizados,
no olvidemos que somos un chacra menor
dentro del Cuerpo
solar y
como tal, no somos
perfectos, estamos
influidos
constantemente por las corrientes de energía que nos
llegan de este Cuerpo
mayor. Todo estado de ánimo, dolencia, alegría o preocupación está
impreso en el ambiente que nos envuelve.
En realidad lo que tu
dices sobre la vitalidad es así, pero es necesario aclararlo, pues
el hecho de que una persona posea poca vitalidad, puede ser debido a
diversas causas.
Generalmente y aunque sea
de forma inconsciente,
cuando una persona que
está desvitalizada se
acerca a otras que gozan de gran vitalidad y
la irradian a través de su
aura, ésta
absorbe la de ellos recuperando momentáneamente la suya. Pero
también puede suceder que entre sus relaciones existan otros que
estén en su misma condición y entonces se
pueden desvitalizar mutuamente.
La
vitalidad etérea la
podemos mejorar muchísimo si creamos hábitos saludables, evitando
ambientes oscuros cargados de ruidos y costumbres insanas,
haciendo ejercicio al aire libre, tomando
el sol y siguiendo una
alimentación equilibrada, incorporando
frutos secos a diario
y (sobre todo) teniendo muy
presente que las emociones
y deseos descontrolados,
generalmente son la causa
del problema.
La poca o mucha vitalidad siempre tiene sus
causas en la buena o mala canalización de las energías del vehículo
etérico. Los síntomas los notaremos en el cuerpo físico, pero
generalmente la causa es más bien psicológica que física, como
ocurre con la mayoría de dolencias, que generalmente,
tienen su origen
el cuerpo astral.
.
Un fuerte abrazo
Comentario
El
punt mig entre el cos etèric i el cos físic, es la LLum de l'Ànima,
sense aquesta vitalitat ens perderíem en un món sense fi.
Es
per això que constanment hem d'expandir-la.
Gràcies
Marta.
Petons i una forta abraçada.
Respuesta
El
cuerpo etérico es el "mensajero", el que hace de canal
para que pueda establecerse el contacto entre el espíritu y la
materia.
En realidad el etérico es físico, aunque pertenece al
aspecto superior de este plano y estando estrechamente conectado con
todos los niveles.
Todo cuanto podamos hacer con el cuerpo
físico denso, repercute en el etérico y a la inversa. Por esta
razón se recomienda cuidar el cuerpo físico dándole lo que
necesita para que esté saludable. De esta forma el cuerpo etérico
se fortalece y es más apto a la hora de hacer circular las energías
que de forma constante le llegan del exterior, construyendo unos
cuerpos más saludables, al menos físicamente.
En cambio las
energías que provienen de los cuerpos astral y mental no dependen
tanto de los cuidados físicos ni de la correcta o incorrecta acción
sino de nuestros equilibrios o desequilibrios emocionales y mentales,
los cuales van descendiendo hasta concretarse, primero en el cuerpo
de energías y finalmente en el cuerpo físico denso.
Este
tema está ampliamente explicado en el libro de Alice Bailey "La
Curación Esotérica"
Para quien no lo conozca, os lo
recomiendo. No trata de los efectos de las enfermedades sino de las
causas internas que las producen.
Gracies amics

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