¿A
dónde va el alma cuánto deja el cuerpo físico?
Nosotros
sabemos que existen otras dimensiones en el espacio, otros estados de
conciencia además del físico denso donde nos adentramos de forma
consciente o inconscientemente al dormirnos. No es normal poder soñar
lo que uno quiere, aunque algunas veces quizás lo hemos conseguido.
Sin embargo, a no ser que hayamos alcanzado continuidad de
consciencia más allá del plano físico, no podremos trasladarnos a
una dimensión superior por propia voluntad ni al “lugar”que
deseamos. Todo depende del estado evolutivo alcanzado, ya que aunque
hayamos aprendido algunas prácticas para desplazarnos astralmente a
voluntad, únicamente podremos acceder hasta el subplano que se
corresponde con el nivel de consciencia que hayamos alcanzado. No es
aconsejable forzar el traspaso de un plano a otro porque esto
significa haber tenido que romper la protección etérica que existe
entre un chacra y otro sin tener la debida preparación. La rasgadura
de la trama etérica debe producirse de forma natural a medida que
avanzamos en la escala evolutiva. En los bajos niveles astrales nos
podemos encontrar con muchos peligros pudiendo salir gravemente
perjudicados en muchos sentidos.
En
las Aulas internas de la Jerarquía se instruye a los aspirantes
espirituales sobre el manejo de las energías y el control elemental,
aconsejando no experimentar con ellas sin tener la debida
preparación. En nuestros estudios siempre tendríamos que tener
presente que la energía es esencialmente Dévica, y al manipular
energías nos estamos poniendo en contacto con entidades de dicho
reino, elemental o angélico, depende de nuestro grado evolutivo.
Los
sueños pueden ser muy diversos y vivirse en los distintos subplanos
del plano astral, todo depende de las circunstancias del momento que
estamos viviendo en nuestras vidas y de la evolución interna
alcanzada. Sin embargo, a medida que ascendemos de un subplano a otro
los sueños van cambiando en su significado, porque nosotros hemos
cambiado, reflejando simbólica o realmente nuestros estados de
consciencia. En una misma noche nuestro cerebro puede registrar
sueños faltos de luz que nos causen pesadillas, y al mismo tiempo,
otros que nos hagan sentir felices, incluso podemos tener
experiencias de orden espiritual. Esto suele ocurrir porque oscilamos
de un subplano a otro, y aunque hayamos alcanzado un estado de
consciencia superior, todavía no somos perfectos, y los efectos del
karma que se precipita en nuestra vida generalmente se ven reflejados
en los sueños.
Cuando
existe continuidad de consciencia de un plano a otro y un cerebro
físico saludable y receptivo, los sueños acostumbran a ser bien
registrados, sino enteros, sí en gran parte.
En
general, la gran mayoría de personas extraen sus sueños del
Inconsciente colectivo. Sin embargo, hay otros, que son debidos a
vivencias propias experimentadas con plena capacidad mental y/o
espiritual. Tales experiencias o sueños, no podríamos
experimentarlos si no fuera porque poseemos unos cuerpos elementales
(más o menos formados) que nos sirven para poder trasladarnos y
movernos en cada uno de los planos. Tal como sabemos y teniendo en
cuenta la evolución humana, a cada plano le corresponde una
dimensión propia, un estado de consciencia y un elemento distinto.
Así pues, para poder penetrar en cada uno de ellos y en sus
distintas dimensiones, tenemos que haber alcanzado el estado
evolutivo adecuado al plano que deseamos acceder.
Por
ejemplo; a una persona corriente cuya consciencia se desenvuelve por
completo en su mundo de emociones y deseos, le será prácticamente
imposible poder comunicarse mentalmente con otros seres humanos cuyo
cuerpo mental esté desarrollado. Entonces, se puede comprender el
porque son tan difíciles las relaciones entre algunos seres humanos,
porque cada cual interpreta la vida y las cosas desde su propia
perspectiva, sus valores y su nivel de consciencia. Quien está más
avanzado en cualquier sentido (personal o espiritualmente) no puede
pretender que todo el mundo interprete las cosas como las ve el, y
mucho menos querer que se acceda a una comprensión espiritual
superior, porque si no se tiene construido el vehículo adecuado, le
será imposible.
Deberíamos
recordar que en el mundo existen almas encarnadas cuya longevidad es
de millones de años, en cambio existen otras que todavía están en
su infancia y adolescencia. Sin embargo toda Alma individualizada
sigue un proceso de crecimiento y desarrollo pasando por distintas
etapas evolutivas hasta llegar a la liberación. Todos somos
hermanos, unos más mayores que otros, sin embargo, regidos por unas
mismas Leyes divinas y cada cual en la etapa de desarrollo que le
corresponde. Quienes nos dedicamos a servir sabemos que nuestro deber
como discípulos consiste en despertar las consciencias y contribuir
de esta forma a “cerrar la puerta donde se halla el mal” siendo
la tendencia astral en gran parte, la responsable del gran
desequilibrio mundial, con todo lo que conlleva pertenecer a este
grupo del cual forma parte una gran mayoría de seres humanos. Desde
el instante de la individualización, el Ángel Solar empieza la
construcción del Cuerpo Causal, hasta que el ser humano penetre en
el 5º Reino y El se libere. Su misión consiste en “Redimir la
materia”. Redimir significa, Iluminar. Él es un Gran Constructor,
es Espíritu, mientras que los Elementales, son Materia.
Dentro
de Su aura, el Ángel Solar, reserva la substancia (o energía) sin
forma, con la que los elementales deberán construir cada uno de los
cuerpos. Para ello será necesaria la evolución progresiva del ser
humano, cuya vibración a medida que avanza, va siendo incorporada en
los átomos permanentes de cada uno de los cuerpos que van tomando
forma. En realidad, dichos átomos constituyen los arquetipos, los
modelos que los devas elementales utilizan para construir y
reconstruir las formas cada vez más bellas y perfectas en su
vibración, proporcionando el vehículo adecuado al ser humano con el
que podrá acceder sin impedimento a todos los subplanos de dicho
plano cuando lo hayan perfeccionado al máximo.
Durante
la primera y más larga etapa evolutiva dentro del 4º reino, los
seres humanos avanzamos en el sendero orientados en lo material de la
existencia. Esta ha sido la trayectoria normal y necesaria que nos ha
permitido desarrollar la consciencia por medio de las experiencias
vividas, hemos cometido muchos errores y también aciertos y si hemos
avanzado hasta haber despertado la consciencia, es porque hemos
aprendido de sus lecciones. Pero la evolución no se detiene, y a
partir de ahora todo cambiará.
Hemos
integrado la personalidad y ahora tendremos que afrontar las pruebas
entre los opuestos, entre la dualidad que subyacen en nuestro
interior y nos crean tanto conflicto. Hemos nutrido y dado tanta
autonomía al elemental de la personalidad que ha adquirido gran
poder y ahora se resiste a someterse a los dictados del Alma.
Y
esto, ¿qué significa?
Significa
que los Devas que han dirigido la construcción de los tres cuerpos,
una vez formados e integrados en la personalidad, los han habitado, o
sea, que “han encarnado en ellos” dispuestos a seguir
evolucionando en el arte de la construcción de formas, habiéndose
convertido con el tiempo en dueños y señores de los mismos. Cada
uno de los cuerpos son la vestimenta que los devas se construyen para
sí mismos a fin de llevar a cabo su propia evolución que, como bien
sabemos, avanza paralelamente a la humana.
Los
vehículos humanos hechos de materia, (al igual que toda la creación
manifestada que evoluciona en el tiempo) están constituidos de
átomos, de elementos moleculares cuyas frecuencias vibratorias
difieren de acuerdo al elemento y a la evolución de las entidades
que utilizan cada forma.
Así
pues, los elementales construyen las formas con su propia substancia,
añadiéndoles la vibración que les proporciona el ser humano con
sus deseos, sus pensamientos, sus palabras y sus obras. A medida que
el hombre les facilita substancia de superior calidad y belleza les
está dando la oportunidad de evolucionar a la par. A medida que
avanzan en la construcción, van incorporando en sí mismos la
Inteligencia que el hombre les transmite con su vibración. Así como
el ser humano que utiliza las formas elementales que ellos le han
construído, incorpora la sensibilidad y vibración dévica que ellos
le transmiten.
Es
así como la dualidad humano-dévica se va integrando, naciendo de
dicha unión al finalizar la evolución en el 4º reino, "el
Divino Ser Andrógino" mitad Hombre y mitad Ángel.
Este
es un gran Misterio iniciático que se revela después de la 3ª
Iniciación.
Marta
Parramon Elies