domingo, 10 de septiembre de 2023

La dualidad humano-dévica y su trayectoria evolutiva ! 2ª parte

 

Conferencia a cargo de Marta Parramon Elies en la Sociedad Teosófica “Rama Armonía” de Barcelona, Catalunya (España) 2001

Tal como dijimos anteriormente en la primera parte, cuando el ser humano integra a los tres elementales de sus cuerpos, surge la dualidad y se inicia el conflicto entre el Alma y la personalidad. Una bifurcación que se produce en el camino y nos reta a escoger uno de ellos. Entonces, ¿qué ocurre con el alma humana en esta etapa llena de temor e indecisión cuando nos crea tanto desequilibrio ? Sabemos muy bien que cuando se ha llegado a un extremo de identificación con la forma, significa que todavía no se ha entrado el Sendero de Retorno. Todavía existen muchos seres humanos en este mundo que tienen el convencimiento de que ellos son sus cuerpos, porque todavía no se reconocen a sí mismos como almas en encarnación; es señal de que ignoran cuales son sus orígenes divinos. En realidad, el conflicto se inicia cuando descubrimos quienes somos y quienes son los elementales, entonces la dualidad se hace presente y comienza la lucha por la supremacía del poder sobre la personalidad.

Cuando actuamos como Almas y empezamos a tomar el mando de nuestras vidas y a someter a los elementales,(nuestras tendencias personales) ellos se revelan “nos revelamos” a tal imposición, de ahí las crisis que vive la personalidad al no querer desprenderse de lo que conoce y hasta el momento le ha ofrecido tanta seguridad. Sin embargo, el camino superior que se le propone escoger no le ofrece seguridad alguna, ha llegado al pié de la montaña y lo único que sabe es que si quiere llegar a la cumbre la tendrá que escalar, y cuanto más se haya aligerado del peso que alberga su consciencia, más fácilmente podrá sortear los obstáculos que se va ha encontrar. El desapego de lo no esencial es algo que deberíamos empezar a practicar desde el instante en que damos el primer paso en el Sendero de Retorno, de esta forma, cuando llegara la bifurcación del camino, no sería tan dolorosa la renuncia de lo adquirido. Aunque los elementales no poseen mente, (aunque sí, sentimiento) saben que si ceden a la imposición del Alma no se les permitirá seguir construyendo formas de materia de baja vibración y dejaran de experimentar las sensaciones que les proporcionan los sentidos físicos y kama-manásicos. Así como el ser humano cuando llega al final del Sendero, también abandona el 4º reino en el que ha adquirido plena consciencia y le ha permitido redimir la materia. Los átomos de materia de sus cuerpos prácticamente han sido substituidos por átomos búdicos en cada una de las iniciaciones y cada átomo es una entidad dévica. Esto ha sido posible porque ha redimido e iluminado la substancia elemental de sus cuerpos. Hasta cierto punto, para los elementales constructores la renuncia viene a ser algo similar a las pruebas que debe vivir el reino humano. Significa que deberán irse desapegando de su reino elemental para introducirse en el superior angélico. Hasta aquí los elementales han laborado con materia de distintos grados vibratorios de la cual ellos forman parte. Al paso del tiempo y debido a las sucesivas expansiones de consciencia experimentadas por el ser humano, los ha ido redimiendo al darles a construir formas cada vez más puras e inmateriales, convirtiéndose conjunta y paralelamente en verdaderos Artífices de la Creación. La Dualidad surge del Creador, cuando al desear manifestarse en el tiempo se divide en dos Aspectos de Sí Mismo; Espíritu y Materia. Siendo las Mónadas Humanas la representación del Espíritu y las Mónadas Dévicas, la representación de la Materia. De ahí que en el proceso de Retorno a la Casa del Padre, vuelvan a unificarse. Todo cuanto existe en este sistema son Mónadas, emanaciones directas del Logos Solar. Quizás con esta reflexión podamos entender el porque se dice ocultamente que el ser humano que habita la forma es Espíritu, mientras que sus cuerpos son, Materia. Y porque al liberarse se convierte en;mitad Hombre y mitad Ángel” en el Divino Ser Andrógino.

        Marta Parramon Elies


La dualidad humano- dévica y su trayectoria evolutiva ! 1ª parte

 

Conferencia a cargo de Marta Parraron Elies en la Sociedad Teosófica “Rama Armonía” de Barcelona, Catalunya (España) 2001
¿Nos hemos preguntado alguna vez por qué una tercera parte de nuestra vida la pasamos durmiendo y por qué no podemos evitar quedarnos inconscientes cuando nos concilia el sueño? . ¿Qué representan los sueños para la evolución humana y las vivencias que experimentamos en ellos? . ¿Porqué nos vemos obligados a desplazarnos diariamente al plano astral,? Estas y tantas otras preguntas requieren una respuesta esotérica

 

¿A dónde va el alma cuánto deja el cuerpo físico?


Nosotros sabemos que existen otras dimensiones en el espacio, otros estados de conciencia además del físico denso donde nos adentramos de forma consciente o inconscientemente al dormirnos. No es normal poder soñar lo que uno quiere, aunque algunas veces quizás lo hemos conseguido. Sin embargo, a no ser que hayamos alcanzado continuidad de consciencia más allá del plano físico, no podremos trasladarnos a una dimensión superior por propia voluntad ni al “lugar”que deseamos. Todo depende del estado evolutivo alcanzado, ya que aunque hayamos aprendido algunas prácticas para desplazarnos astralmente a voluntad, únicamente podremos acceder hasta el subplano que se corresponde con el nivel de consciencia que hayamos alcanzado. No es aconsejable forzar el traspaso de un plano a otro porque esto significa haber tenido que romper la protección etérica que existe entre un chacra y otro sin tener la debida preparación. La rasgadura de la trama etérica debe producirse de forma natural a medida que avanzamos en la escala evolutiva. En los bajos niveles astrales nos podemos encontrar con muchos peligros pudiendo salir gravemente perjudicados en muchos sentidos.

En las Aulas internas de la Jerarquía se instruye a los aspirantes espirituales sobre el manejo de las energías y el control elemental, aconsejando no experimentar con ellas sin tener la debida preparación. En nuestros estudios siempre tendríamos que tener presente que la energía es esencialmente Dévica, y al manipular energías nos estamos poniendo en contacto con entidades de dicho reino, elemental o angélico, depende de nuestro grado evolutivo.
Los sueños pueden ser muy diversos y vivirse en los distintos subplanos del plano astral, todo depende de las circunstancias del momento que estamos viviendo en nuestras vidas y de la evolución interna alcanzada. Sin embargo, a medida que ascendemos de un subplano a otro los sueños van cambiando en su significado, porque nosotros hemos cambiado, reflejando simbólica o realmente nuestros estados de consciencia. En una misma noche nuestro cerebro puede registrar sueños faltos de luz que nos causen pesadillas, y al mismo tiempo, otros que nos hagan sentir felices, incluso podemos tener experiencias de orden espiritual. Esto suele ocurrir porque oscilamos de un subplano a otro, y aunque hayamos alcanzado un estado de consciencia superior, todavía no somos perfectos, y los efectos del karma que se precipita en nuestra vida generalmente se ven reflejados en los sueños.

Cuando existe continuidad de consciencia de un plano a otro y un cerebro físico saludable y receptivo, los sueños acostumbran a ser bien registrados, sino enteros, sí en gran parte.
En general, la gran mayoría de personas extraen sus sueños del Inconsciente colectivo. Sin embargo, hay otros, que son debidos a vivencias propias experimentadas con plena capacidad mental y/o espiritual. Tales experiencias o sueños, no podríamos experimentarlos si no fuera porque poseemos unos cuerpos elementales (más o menos formados) que nos sirven para poder trasladarnos y movernos en cada uno de los planos. Tal como sabemos y teniendo en cuenta la evolución humana, a cada plano le corresponde una dimensión propia, un estado de consciencia y un elemento distinto. Así pues, para poder penetrar en cada uno de ellos y en sus distintas dimensiones, tenemos que haber alcanzado el estado evolutivo adecuado al plano que deseamos acceder.

Por ejemplo; a una persona corriente cuya consciencia se desenvuelve por completo en su mundo de emociones y deseos, le será prácticamente imposible poder comunicarse mentalmente con otros seres humanos cuyo cuerpo mental esté desarrollado. Entonces, se puede comprender el porque son tan difíciles las relaciones entre algunos seres humanos, porque cada cual interpreta la vida y las cosas desde su propia perspectiva, sus valores y su nivel de consciencia. Quien está más avanzado en cualquier sentido (personal o espiritualmente) no puede pretender que todo el mundo interprete las cosas como las ve el, y mucho menos querer que se acceda a una comprensión espiritual superior, porque si no se tiene construido el vehículo adecuado, le será imposible.
Deberíamos recordar que en el mundo existen almas encarnadas cuya longevidad es de millones de años, en cambio existen otras que todavía están en su infancia y adolescencia. Sin embargo toda Alma individualizada sigue un proceso de crecimiento y desarrollo pasando por distintas etapas evolutivas hasta llegar a la liberación. Todos somos hermanos, unos más mayores que otros, sin embargo, regidos por unas mismas Leyes divinas y cada cual en la etapa de desarrollo que le corresponde. Quienes nos dedicamos a servir sabemos que nuestro deber como discípulos consiste en despertar las consciencias y contribuir de esta forma a “cerrar la puerta donde se halla el mal” siendo la tendencia astral en gran parte, la responsable del gran desequilibrio mundial, con todo lo que conlleva pertenecer a este grupo del cual forma parte una gran mayoría de seres humanos. Desde el instante de la individualización, el Ángel Solar empieza la construcción del Cuerpo Causal, hasta que el ser humano penetre en el 5º Reino y El se libere. Su misión consiste en “Redimir la materia”. Redimir significa, Iluminar. Él es un Gran Constructor, es Espíritu, mientras que los Elementales, son Materia.

Dentro de Su aura, el Ángel Solar, reserva la substancia (o energía) sin forma, con la que los elementales deberán construir cada uno de los cuerpos. Para ello será necesaria la evolución progresiva del ser humano, cuya vibración a medida que avanza, va siendo incorporada en los átomos permanentes de cada uno de los cuerpos que van tomando forma. En realidad, dichos átomos constituyen los arquetipos, los modelos que los devas elementales utilizan para construir y reconstruir las formas cada vez más bellas y perfectas en su vibración, proporcionando el vehículo adecuado al ser humano con el que podrá acceder sin impedimento a todos los subplanos de dicho plano cuando lo hayan perfeccionado al máximo.
Durante la primera y más larga etapa evolutiva dentro del 4º reino, los seres humanos avanzamos en el sendero orientados en lo material de la existencia. Esta ha sido la trayectoria normal y necesaria que nos ha permitido desarrollar la consciencia por medio de las experiencias vividas, hemos cometido muchos errores y también aciertos y si hemos avanzado hasta haber despertado la consciencia, es porque hemos aprendido de sus lecciones. Pero la evolución no se detiene, y a partir de ahora todo cambiará.

Hemos integrado la personalidad y ahora tendremos que afrontar las pruebas entre los opuestos, entre la dualidad que subyacen en nuestro interior y nos crean tanto conflicto. Hemos nutrido y dado tanta autonomía al elemental de la personalidad que ha adquirido gran poder y ahora se resiste a someterse a los dictados del Alma.
Y esto, ¿qué significa?

Significa que los Devas que han dirigido la construcción de los tres cuerpos, una vez formados e integrados en la personalidad, los han habitado, o sea, que “han encarnado en ellos” dispuestos a seguir evolucionando en el arte de la construcción de formas, habiéndose convertido con el tiempo en dueños y señores de los mismos. Cada uno de los cuerpos son la vestimenta que los devas se construyen para sí mismos a fin de llevar a cabo su propia evolución que, como bien sabemos, avanza paralelamente a la humana.
Los vehículos humanos hechos de materia, (al igual que toda la creación manifestada que evoluciona en el tiempo) están constituidos de átomos, de elementos moleculares cuyas frecuencias vibratorias difieren de acuerdo al elemento y a la evolución de las entidades que utilizan cada forma.

Así pues, los elementales construyen las formas con su propia substancia, añadiéndoles la vibración que les proporciona el ser humano con sus deseos, sus pensamientos, sus palabras y sus obras. A medida que el hombre les facilita substancia de superior calidad y belleza les está dando la oportunidad de evolucionar a la par. A medida que avanzan en la construcción, van incorporando en sí mismos la Inteligencia que el hombre les transmite con su vibración. Así como el ser humano que utiliza las formas elementales que ellos le han construído, incorpora la sensibilidad y vibración dévica que ellos le transmiten.
Es así como la dualidad humano-dévica se va integrando, naciendo de dicha unión al finalizar la evolución en el 4º reino, "el Divino Ser Andrógino" mitad Hombre y mitad Ángel.

Este es un gran Misterio iniciático que se revela después de la 3ª Iniciación.
Marta Parramon Elies




La Teosofía en la Nueva Era !