!El mundo no cambiará si antes no cambiamos cada uno de nosotros!
Al observar al mundo con todas sus contradicciones, sufrimiento y gran desorden nos preguntamos que podemos hacer para cambiarlo. Organizamos manifestaciones a favor de la paz inducidos por la buena voluntad, sin embargo cuando volvemos a nuestras relaciones cotidianas seguimos llevando en nosotros nuestra guerra particular.
Si en nuestro interior no existe comprensión ni la paz que deseamos para el mundo, el conflicto propio y mundial se eternizarán. Vivimos del pasado, somos el fruto del pasado y nos dejamos arrastrar por las tendencias, prejuicios y costumbres con una enorme inercia.
Cuando observamos al mundo y nos ponemos a reflexionar nos preguntamos como hemos podido llegar a tales extremos en el cultivo de los valores materiales.
Es evidente que estamos siguiendo un camino equivocado, un camino lleno de deseos efímeros que una vez satisfechos siguen dejando un gran vacío en nuestro interior.
Es preciso un cambio en los valores, no yéndonos a los extremos sino intentando hallar el equilibrio.
Cuando analizamos las sociedades del mundo y particularmente la propia, generalmente la vemos separada de nosotros. Le atribuimos todo lo que anda mal, la juzgamos y criticamos. Pero... ¿acaso la sociedad no la formamos entre todos al establecer relaciones?
Para poder construir una nueva sociedad es preciso asumir la responsabilidad que nos corresponde como partes integrantes del reino humano.
Es necesario darnos cuenta que la vida es preciosa, que tenemos que aprender a vivir y a convivir para poder darle así un nuevo sentido a la vida.
El mundo es nuestro reflejo, es entre todos que hemos creado la sociedad y la cultura de los pueblos.
Si hemos construido un mundo de injusticias e infelicidad de la misma forma podemos construir un mundo donde reine la armonía y la paz, dando lo mejor de nosotros mismos. Hemos levantado tantas barreras nacionales e individuales que nos aprisionan y limitan totalmente la expansión de conciencia.
Es hora de actuar! dejando atrás todo lo que nos ata al pasado y empezar desde ahora a construir las bases de una nueva cultura de la vida. Debe nacer un nuevo orden mundial de este gran desorden organizado.
Esto llegará a ser una realidad cuando seamos conscientes de nuestros lazos internos y externos con el resto de la creación.
Es necesario conocerse a si mismo en toda su amplitud y profundidad para reconocernos como lo que somos en esencia.
Las separaciones entre individuos y naciones son una ilusión de la mente y la mente por si misma divide y separa, por el contrario, el alma atrae y nos une.
Marta Parramon
2 comentarios:
Estamos abiertos a vuestras reflexiones y al diálogo.
!Os esperamos!
Que prenguem conscièmcia..
Que la intensa llum de l'ànima ens façi cavalcar direcció muntanya amunt per veure millor les dimensions que s'ens presenten als nostres ulls.
Gràcies.
Una abraçada.
Gracias