Reunión
grupal en la Asociación de Amigos de la India de Barcelona,
Catalunya (España) 1987
Partiendo
de la aplicación de la analogía que tenemos por costumbre utilizar
en nuestro grupo, iniciaremos el tema propuesto para hoy sobre el
cuerpo etérico y las energías que circulan por su medio, desde el
macro hasta el microcosmos. Recordad que cuando creamos haber hallado
una analogía, si queremos extraer su profundo significado, tendremos
que procurar olvidar lo que nos dicen los estudios que hemos
adquirido, dando, de esta forma, vía libre a la intuición y sin
condicionamiento alguno por lo que sabemos intelectualmente Si la
analogía está bien aplicada, producirá en nuestro interior nuevos
despertares, pequeñas, o quizás grandes expansiones de consciencia
en etapas avanzadas, puesto que en cada nueva revelación
penetraremos más y más en los misterios ocultos.
Entonces
seremos plenamente conscientes de que la verdad únicamente puede ser
descubierta por uno mismo. Y aun así, lo más seguro es que cada uno
de nosotros, la interpretará desde su propio ángulo cuando la
descubra, aunque en esencia hayamos descubierto lo mismo.
Toda
enseñanza sobre las antiguas filosofías verdaderamente
espirituales, es Sagrada, y puede ser interpretada desde siete
niveles de consciencia distintos, significa que cada cual las
interpretará desde su propia perspectiva o estado de consciencia. No
es que las enseñanzas cambien a medida que ascendemos en la escala
evolutiva, porque Todo en absoluto está escrito desde el Principio
de la Creación, sino que lo que cambia es la interpretación que
nosotros hacemos de ellas.
Para nuestra propia evolución y el
posterior servicio que tendremos que prestar, no es suficiente creer
ciegamente en lo que se nos ha enseñado por el hecho de estar
transmitido por el Maestro y mantenerlo grabado en la memoria como un
conocimiento, debemos ser nosotros mismos quienes hallemos el hilo de
conexión, preguntándonos siempre el porqué de las cosas, de manera
que cuando observemos una galaxia, o un sistema solar, veamos la
correspondencia y analogía que existe con un átomo, y aunque en
apariencia su forma sea similar, no es suficiente con hallar esta
semejanza visual, pues de lo que trata la analogía hermética
(oculta), es del desarrollo y la evolución interna, partiendo
siempre su interpretación desde el núcleo (el Centro de Vida)
alrededor del cual giran todos los sistemas, planetas, o electrones
mientras permanecen en su estado evolutivo. Este tan solo es un
ejemplo, para que os deis cuenta de que tenemos todas las respuestas
a nuestro alcance si somos atentos observadores de todo cuanto
constituye la naturaleza atómica, humana, planetaria o
universal.
Un discípulo iniciado lleva a cabo su
investigación partiendo siempre desde el macrocosmos y en sentido
descendente, porque su Alma ha recorrido varias etapas más allá del
Sendero que el simple aspirante y conoce hasta cierto punto las Leyes
superiores que rigen la evolución. Entonces, para dar a conocer a
sus discípulos avanzados como funciona la evolución microcósmica,
empieza adentrándose en el macrocosmos. Sin embargo, todo proceso de
investigación comienza por un aprendizaje, y es lógico suponer que
la investigación que realiza un grupo de principiantes se produzca a
la inversa, o sea, empezando por lo más cercano y conocido.
Aun
habiendo adquirido muchos estudios esotéricos durante años, si
estos no han producido cambios sustanciales en la vida del
estudiante, significa que no han hecho mella en su interior, aunque
en teoría se los sepa de memoria. Entonces, ha quedado un vacío por
llenar, un vacío que tan solo puede ser llenado con la comprensión
profunda de dichos conocimientos, lo cual produce cambios
substanciales en su vida, porque, internamente, él ha cambiado. Así
que únicamente podemos decir que hemos comprendido cuando lo
descubrimos y experimentamos por nosotros mismos.
Siguiendo
con la analogía, nos centraremos en las energías que circulan por
el cuerpo etérico humano, partiendo de lo superior.
Nuestro
Sistema solar es el Centro Cardíaco dentro del Cuerpo Etérico de
Aquel Gran Ser cuyo nombre no puede ser revelado. Daros cuenta de que
estamos haciendo referencia a nuestro sistema y que las energías
cósmicas de los 7 Rayos provienen del Cuerpo Astral del Logos Solar,
(El plano Búdico Cósmico) siendo este Su cuerpo etérico dentro del
cual están Sus 7 Chacras que son los que reciben, asimilan y
distribuyen las 7 Energías por todo el sistema, a través de los
Grandes Señores de Rayo, cuyos Cuerpos manifestados son los 7
Planetas Sagrados. Al penetrar en el cuerpo etérico Solar se dividen
en 3 Fuegos o estados de Consciencia, (La Triplicidad manifestada) y
estos a la vez se dividen y subdividen en 7 emanaciones ígneas de la
Vida Una, produciendo análogamente, un efecto similar a lo que
ocurre cuando penetran las energías en un cuerpo etérico humano o
de cualquier ser que vive y evoluciona en este sistema, según el
reino o la especie.
El principio es el Uno inmanifestado, el
Espíritu puro. Cuando entra en manifestación se divide en Tres
Aspectos ígneos de Si mismo; El Fuego de Fohat, el Fuego Solar y El
Fuego de Kundalini. También denominados; Fuego Eléctrico, Fuego
Solar y Fuego por Fricción o Fuego de la Materia. Al penetrar en la
materia se dividen en siete cualidades o aspectos básicos que
coloran la Creación, confiriéndoles a cada reino o especie, sea
superhumana, humana, sub humana, o elemental, una cualidad y una
apariencia particulares.
A medida que nos introducimos en
el estudio esotérico sobre las energías, vamos siendo conscientes
del campo tan amplio de investigación que se abre ante nosotros
sobre la realidad de los mundos ocultos, lo que representan para la
evolución cósmica las energías de los 7 Rayos y su gran poder
transformador en la vida de la Naturaleza.
Sus efectos son
internos y externos a la vez, produciendo cada uno de ellos un tipo
particular de radiación que transforma la vibración de la materia
atómica y los elementos moleculares en todos los planos y sub planos
del sistema.
No podemos hablar del cuerpo etérico si no
conocemos las energías de los siete rayos, siendo de capital
importancia la función que realiza el cuerpo vital al absorberlas,
asimilarlas y distribuirlas por medio de los nadis, los chacras, el
sistema endocrino y la corriente sanguínea por todo el
organismo.
Los Nadis en el cuerpo etérico corresponden a la
Vida, el aspecto Espíritu.
Su contraparte en el cuerpo físico
denso es el sistema nervioso, que es la analogía del Alma. Cuando se
fusionan se exteriorizan por medio del sistema endocrino, el cual
representa el aspecto materia.
Así vemos que los tres; los
nadis, el sistema nervioso y las glándulas endocrinas, son las
analogías materiales de los Tres Aspectos divinos -Vida, Cualidad y
Apariencia- a los cuales responde esotéricamente el ser humano y lo
hace ser en el plano físico lo que es.
Hemos hablado a menudo
sobre el cuerpo de energías o etérico por lo cual hoy no entraremos
en más detalles, tan solo deberíamos recordar que este cuerpo
permite con el tiempo y la evolución el contacto entre el cuerpo
astral y el físico con el mental., con la personalidad cuando está
integrada, con el alma, y al finalizar el Sendero del discipulado con
la Mónada vía el Antakarana. Vemos, pues la función que realiza
como intermediario, conectando a la entidad que lo habita con las
distintas dimensiones que lo envuelven al permitir la correcta
distribución de las energías con sus correspondientes estados de
consciencia.
Todo cuanto existe en la creación es energía
y nosotros la humanidad no somos una excepción. Es por esta razón
que siendo energía formamos parte de un chacra dentro del cuerpo del
Señor del Mundo, la Humanidad, somos Su centro Laríngeo, regida por
la energía del 3.er Rayo de Inteligencia Activa.
La actividad o
inactividad de los chacras dentro del cuerpo etérico determina los
estados de consciencia que predominan en una vida determinada o en
una época de grandes cambios internos cuando se produce la
transferencia de las energías de un chacra inferior a otro superior
y que conocemos esotéricamente como, Iniciación.
Estamos
investigando sobre el cuerpo etérico intentando comprender lo que
representa para la vida en manifestación, no olvidemos que de entre
los 7 sub planos del plano físico, el etérico es el superior, tanto
si nos referimos al macro como en al microcosmos.
El cuerpo
etérico es el conductor del prana solar, prana planetario y el prana
de las formas, produciendo distintos efectos sobre las entidades que
las reciben según el estado evolutivo y el uso que se hace de
ellas.
Cuando las energías inciden sobre los éteres
planetario, humano, sub-humano o atómico, penetran a través del
centro superior que se halla en todo ser vivo, siendo de alguna forma
al equivalente al polo norte planetario o solar y dirigidas al centro
Esplénico, este Centro es una réplica en miniatura del Sol de
nuestro sistema solar.
Científicamente, sabemos que todo astro
solar o planetario más o menos esférico, en su parte superior y
análogamente a lo que en el ser humano es el centro Coronario, posee
una ligera depresión, o sea que no es totalmente esférico. Es por
esta depresión por donde penetran las energías y el Prana Solar.
Si
hemos observado alguna vez la belleza mágica de las auroras boreales
o
australes,
podemos estar seguros de que hemos visto a entidades dévicas de gran
evolución, (pues toda energía es esencialmente dévica) dejando su
impronta en el cuerpo etérico planetario. De igual forma, las
energías pueden ser vistas entrando y saliendo del centro coronario
de un ser humano o de un fruto más o menos esférico si se posee
visión etérica.
Después de haber penetrado en el cuerpo o
forma, salen del mismo centro superior con
una
potente eclosión de energías en forma de cascada que envuelven todo
el cuerpo, matizándolo con los colores de los rayos que han sido
atraídos por aquella entidad.
Una vez han sido absorbidas y
asimiladas las energías entrantes, siguen su curso en movimiento
continuo, saliendo al exterior del doble etérico, siendo estas
energías lo que se denomina, aura de salud, mezclándose con las
auras de los ambientes con quien se relaciona y con todas las formas
de vida que existe en el planeta. Ya que el Éter, reúne en sí
mismo la Consciencia Universal.
De esta forma podemos imaginar
cuan complejo es el contenido de los éteres planetarios dentro de
los cuales estamos inmersos, pues está constituido por todos los
estados de consciencia y vibraciones en constante movimiento y
transformación, producidos por multiplicidad de especies y reinos de
la naturaleza que en conjunto forman el aura del cuerpo físico del
Señor del Mundo. Si el éter dejara de existir, todo cuanto
constituye la creación se desintegraría. No existiría ninguna
forma en todo el universo, ya que todo cuanto nos envuelve y
compenetra es Éter. Por su intermedio nos llega la Vida y permite el
desarrollo de la consciencia por medio de los sentidos.
Para el
clarividente que observa, el doble etérico le revela el grado
evolutivo del alma o ser encarnado. Es el cuerpo que nos facilita la
continuidad de consciencia en otros planos y determina la vitalidad o
falta de ella según el karma de la entidad que lo ocupa. En cada uno
de los planos todas las formas creadas están constituidas de éter
de distintos grados vibratorios,
desde el primero hasta el séptimo superior.
El éter es el
conductor y distribuidor de las energías que circulan de forma
interminable por todo el sistema,
dejando su impronta en cada vida y en cada elemento con el que entra
contacto. Es el medio por el cual el hilo de la vida y el de la
consciencia pueden llegar a cualquier forma de vida permitiéndole
evolucionar.
Marta Parramon Elies