Al introducirnos en el estudio sobre la Nueva la era, en primer lugar nos centraremos en el Logos solar y Su Cuerpo de manifestación. Quienes seguís los estudios sobre las energías de Rayo, sabéis que el 7º Rayo proviene de una de las estrellas de la constelación de Acuario y al introducirse en nuestro sistema es dirigida hacia el planeta sagrado Urano, cuyo Logos es el receptor y distribuidor de dichas energías en todo el sistema. Este Logos es el Gran Constructor de formas físico-etéricas. Su naturaleza es de 7º Rayo y sus energías, transformadoras.
Al paso del tiempo, iremos viendo como su influencia afecta de forma acelerada a todos los reinos de la naturaleza, principalmente a todo cuanto concierne al reino mineral que responde más concretamente a dicha energía de rayo, aunque de forma más evidente para nosotros, al reino humano, produciendo a su debido tiempo el nacimiento de una nueva cultura, lo cual dará origen a una nueva civilización de características impensables por los seres humanos que habitamos actualmente el planeta.
A medida que transcurra el tiempo y las energías del 7º rayo ejerzan su influencia con más fuerza, las entidades o almas que ocupen las nuevas formas, manifestarán más plenamente sus tendencias acuarianas, transformando física y mentalmente al planeta y a todos sus moradores.
Cuando al 7º Rayo inicia un nuevo ciclo de Manifestación Creadora en nuestro Sistema solar tal como empieza a ocurrir en la actualidad, el Espíritu desciende para fusionarse con la materia.
El 1º y el 7º rayos, son el Alfa y el Omega de la Creación. Son Espíritu y Materia aparentemente divididos en el tiempo y sin embargo, actuando fusionados, naciendo de su unión la Consciencia universal. Durante el tiempo que el 7º Rayo permanezca activo en esta era de Acuario, ha de llevar a tres quintas partes de la humanidad al Sendero del discipulado consciente.
El primer Rayo destruye las formas caducas para que el séptimo pueda seguir construyendo las nuevas y más adecuadas que habrán de dar vida a la nueva civilización.
Urano, el regente de Acuario, es electromagnético, o sea, Hermafrodita, lleva impreso en sí la naturaleza del Espíritu y la Materia. Es positivo y negativo a la vez, masculino y femenino, dando paso y oportunidad evolutiva de forma predominante, a las mónadas de 7º Rayo humanas y dévicas. Las formas construidas, hasta cierto punto, llevarán implícitas en sí estas energías y tendencias duales. La utilización que se haga de ellas dependerá como es de suponer de los distintos estados de consciencia que posean los seres que habiten el planeta durante el tiempo que dure su influencia.
En este ciclo actual nuestro sistema solar está entrando rápidamente bajo su influencia. En cada década que pasa va adquiriendo un mayor poder e impulso siendo en gran parte responsable de los cambios cada vez más drásticos que se
están efectuando en todos los reinos de la naturaleza.
Acuario es un signo de Aire, el elemento que lo interpenetra todo, ejerciendo su influencia sobre lo tangible y lo intangible.
Esta es la era en que los devas elementales constructores, especialmente los Silfos del Aire, que son los más evolucionados dentro del reino elemental y muchas otras jerarquías angélicas constructoras que responden al 7º rayo, están penetrando progresivamente en los éteres planetarios para construir con
esta energía las nuevas y más adecuadas formas que precisa la civilización que está emergiendo.
Grandes cambios internos y transformaciones externas están en proceso de producirse, es por esta razón que existe tanta tensión y malestar en los distintos ambientes mundiales y en las vidas particulares de cada ser humano. Se requiere un período de adaptación en todos los niveles de la consciencia y cuando este proceso se vaya realizando de un modo más evidente, incluso físicamente, las formas cambiarán, de manera que puedan equilibrarse las fuerzas de nuestros cuerpos con las tendencias internas a medida que vayan siendo substituidas progresivamente por nuevos valores más de acorde a los nuevos tiempos.
Las energías de Acuario están produciendo efectos intangibles que afectan a la totalidad de la consciencia planetaria, sus éteres lo interpenetran todo y sus efectos son de mayor potencia y más alcance que los efectos que se producen en lo externo.
Los 7 rayos casi en su totalidad, siempre han estado presentes en
todo el sistema, aunque en estos momentos estemos considerando en particular nuestra vida planetaria. Sabemos que las energías de rayo ejercen su poder en el Sistema de forma cíclica, debido a la precisión de los equinoccios cuando nuestro sistema solar entra bajo la influencia de una nueva constelación.
A medida que se aleja progresivamente la era anterior, empieza a entrar con fuerza la nueva era, la que está naciendo, produciendo luchas y conflictos entre individuos y naciones, debido al gran desconcierto que produce la incertidumbre de lo que está por venir, y porque los valores están cambiando de forma sorprendente.
En esta situación nos hallamos actualmente la humanidad. Por una parte, están la humanidad conservadora que se resisten al cambio y por otro lado, los seres humanos que responden a las nuevas energías y anhelan el progreso y los cambios que han de transformar al mundo. Al paso de los siglos, dichas energías irán tomando forma y posesión de manera más acentuada, dando muestras evidentes de estar naciendo una nueva cultura que ha de producir una nueva civilización. La evolución no puede detenerse, porque si así fuera, la entera creación se disolvería en el espacio. Mientras hay vida hay movimiento y evolución.
Actualmente se impone el desarrollo de la mente en sus diversos niveles, conduciendo al ser humano avanzado, a un estado evolutivo superior donde mente y corazón se han de fusionar. ¿Por qué nombramos el corazón si Acuario fomentará el desarrollo de la mente? En el Zodíaco, Acuario tiene a Leo como signo complementario u opuesto. Siempre que observemos una Carta astral desde niveles del alma, deberíamos tener presente que el signo opuesto nos está señalando la meta superior que deberíamos alcanzar.
No estamos hablando de astrología convencional que conoce la gran masa humana, ni de la personalidad, lo estamos interpretando desde niveles del Alma. Leo, representa la autoconsciencia y su meta es Acuario, donde la pronunciada individualidad es transformada en consciencia grupal. En este caso estamos hablando del discípulo mundial. Pero la evolución sigue adelante y una vez nos hemos situado en la consciencia acuariana, si queremos extraer de nuestro ser el estado de Unidad y Amor Universal, debemos enfocarnos de nuevo en Leo, con plena consciencia Jerárquica. Esta es la meta de los futuros iniciados de la Nueva Era.
Acuario ejerce una influencia capital sobre el Logos solar y todos los seres que viven y alientan dentro de Su Ser.
Estas energías ígneas llegan a la humanidad por medio del Centro Mayor planetario Shamballa, acelerando el desenvolvimiento de todo el planeta hacia unos niveles inconcebibles para la humanidad actual. La era de Piscis fue de introversión y recogimiento internos, de plegaria y sometimiento a las Leyes divinas.
Acuario nos dirige hacia la extroversión, a la actividad y hacer prácticos los ideales, a pensar por nosotros mismos y en vez de ver a Dios separado de nosotros como se vio en el pasado, darnos cuenta de que este “Dios” o Ser divino, está en nuestro interior y es aquí donde hay que buscarlo.
Antes pedíamos para recibir, ahora nos ha llegado el turno de dar, sin esperar retribución ni reconocimiento alguno.
Ha llegado la era de la Fraternidad y si estamos dispuestos, es nuestro deber contribuir a cambiar el destino de este mundo atribulado.
Urano es el Gran Avatar del 7º Rayo y el Constructor de formas en el plano físico- etéreo. Pero también es el Gran Iniciador "el Hierofante" de la nueva era, el que con Su Fuerza y Poder va a implantar con la colaboración de la Gran Fraternidad Blanca, los Centros Iniciáticos que existirán en el plano físico cuando la era haya avanzado y la Jerarquía se haya instaurado físicamente de nuevo en la Tierra.
Nos hallamos en un período de reconstrucción en todos los niveles, una reconstrucción que se hará patente al aplicarla de manera práctica y tangible, repercutiendo en la reconstrucción de los cuerpos etéricos y en las formas externas al cambiar su constitución molecular. Los éteres del 6º Rayo de la era de Piscis serán casi totalmente substituidos por la entrada de los éteres del 7º Rayo de Acuario. Un cambio de vibración que ya está empezando a transformarlos, apareciendo en el mundo nuevas maneras de pensar y de vivir. Nuevos descubrimientos científicos que han de cambiar la faz de la Tierra y también nuevas almas y personalidades de 7º Rayo que están encarnando desde hace generaciones.
Aunque en general no son reconocidos, la Jerarquía está encarnando físicamente para preparar la Venida del Instructor del mundo. Entre la humanidad existen suficientes discípulos avanzados pertenecientes a la Jerarquía Espiritual como para que puedan resistir directamente la fuerza de Shamballa y hacer de canales de estas poderosas energías hacia la humanidad avanzada, contribuyendo de esta forma a que La Voluntad al Bien, y el Poder del Señor del Mundo, pueda manifestarse visiblemente en la Tierra.
Pero no olvidemos, que las energías del 1º Rayo deben pasar siempre por el filtro del 2º Rayo de Amor y Sabiduría.
Marta Parramon Elies
Comentario
Las energías entran, las notemos o no y como bien dices se nota a nivel mundial por lo convulso en que se encuentra el mundo en general, pero es una primera fase, esperemos, lo bueno está por llegar...
Un fuerte abrazo
Respuesta
Esto es lo que deseamos, pero lo que no deberíamos hacer es esperar a que lleguen los buenos momentos. Si pusiéramos de nuestra parte todo el esfuerzo posible en lograr esta realización, podríamos acelerar el proceso y por consiguiente las crisis se resolverían mucho antes.
Está en nuestras manos cambiar las condiciones mundiales. Pero nada cambiará si no empezamos por cambiar nosotros mismos, no mañana, sino, ahora!
A pesar de las crisis que podamos estar viviendo individualmente y “no tengamos tiempo” para meditar, estudiar o reunirnos en grupo, no se trata de esto; se trata del cambio profundo que deberíamos hacer en la actitud que tomamos frente a la vida y los acontecimientos que se están produciendo. Las crisis no se resuelven meditando, rezando o teniendo buenas intenciones, esta es la forma más cómoda de esperar que lo resuelvan los demás. Y esto ocurre porque hay quien no se siente parte de la sociedad en que le ha tocado vivir.
: Quizás pensamos que cuando se acaben nuestras crisis personales estaremos libres para poder dedicarnos más a fondo al servicio y a la propia transformación, pero esta forma de pensar no es la correcta desde la perspectiva verdaderamente espiritual. Las crisis son constantes en la vida del ser humano y más aún, cuando hemos entrado en el Sendero del discipulado, aunque entonces la actitud frente a lo que nos va viniendo es muy diferente a la gran masa humana.
El aspirante al discipulado vive y sufre su vida kármica como todo ser humano, pero las prioridades difieren sensiblemente del ser humano común, porqué él lo vive y observa desde una perspectiva más impersonal, mientras que el ser humano corriente está envuelto en ellas, y no es capaz de ser objetivo ni salirse de sus propias conveniencias personales.
No desfallezcamos frente a las dificultades querido amigo, las fuerzas oscuras ostentan el poder fomentando el miedo y el inmobilismo, y nosotros, que estamos del lado de las Fuerzas de la Luz, debemos dar ejemplo asumiendo la responsabilidad que nos corresponde, sabiendo que,..”La unión hace la fuerza” y que si nos mantenemos firmes en nuestro propósito, el mundo puede cambiar.
Un fuerte abrazo
Marta Parramon Elies