Artículo publicado en el bloc,.."La Teosofía ebn la Nueva Era" 2018
Hemos
hablado y hablaremos a menudo sobre el reino angélico en sus
diversas jerarquías. El motivo no es porque sea un tema que hoy en
día llama la atención más de lo normal a la mayoría de personas
corrientes orientadas en este sentido y por supuesto a los
aspirantes, sino porque es necesario aclarar muchos puntos sobre la
cuestión y dar información fidedigna que puede aclarar muchas
dudas.
Al
tratar sobre el reino dévico, la mayoría de seres humanos lo ve
como algo fantástico e ilusorio, sin embargo, a medida que nos
adentremos en la nueva era y nos hayamos adaptado a su vibración,
irá surgiendo a la consciencia como algo real y quienes estén
preparados podrán entrar en contacto mutuo más fácilmente que en
cualquier otra época. Es por tal motivo que debe conocerse su
existencia.
En
general se los imagina y representa con alas y forma humana femenina,
lo cual no refleja la realidad. Se cree que todos ellos son seres
radiantes de luz, Desde luego que el aura de un gran Deva resplandece
de luz, pero esto también ocurre con el reino humano o cualquier
entidad que ha alcanzado niveles superiores en su evolución
espiritual.
Existen
gran cantidad de jerarquías angélicas, cada una de ellas con
sus
características
especiales, un estado evolutivo propio y una misión particular
que
cumplir dentro de la gran Obra del Creador. Además, que la imagen
física y el desarrollo evolutivo difiere mucho con la del ser
humano, aunque los devas muy evolucionados si lo desean pueden
adoptar unos contornos humanos, pero no en los detalles. En realidad
quien los ha visto le recuerdan al cuerpo humano porque el Arquetipo
de la Creación es la estrella de cinco puntas, lo cual nos asemeja,
pero a un deva superior jamás le veremos facciones ni las
extremidades, porque ellos son pura energía. Esta es la razón de
que irradien su Luz.
Los
devas existen por doquier, dentro y fuera del planeta y del sistema,
cumpliendo cada grupo la función que le corresponde, que puede
variar en mucho el servicio que realicen unos y otros.
Toda
vida existente que evoluciona en nuestro Sistema solar es una entidad
dévica revestida de un cuerpo o forma elemental, ya sea mineral,
vegetal, animal, humano, superhumano o divino.
A
cada elemento le corresponde una jerarquía angélica distinta y de
distintos grados evolutivos, cuya energía vibra en distintas
frecuencias y líneas de Rayo.
Los
elementales constructores representan el aspecto materia de la
creación.
Una
gota de Agua es un deva elemental al que se le otorga el nombre de,
Ondina. Las llamas del Fuego del hogar, son las Salamandras. Una
piedra preciosa o no, pertenece al elemento Tierra y sus
constructores son los Gnomos. La brisa, el viento, los huracanes, son
las vestiduras más densas que usan los Silfos del Aire, al cual no
podemos ver con los ojos físicos como a los demás elementos.
Aunque, si fuéramos clarividentes, entonces sí que veríamos a las
entidades que los representan.
Sabemos
que nuestros cuerpos están compuestos de todos los elementos y las
células y moléculas que los constituyen son entidades dévicas
elementales, o sea que las formas de la entera creación constituyen
la sustancia elemental
necesaria
para llevar a cabo la evolución planetaria.
Cómo
podéis ver estas fotografías son semillas de una flor,
concretamente de un “Cardo mariano”. A simple vista tan solo son
semillas de un vegetal a las que no les damos importancia especial
porque las hemos visto infinidad de veces. Pero cuando nos
introducimos en el conocimiento oculto ya no vemos solamente a un
vegetal, porque sabemos que cada semilla es una entidad dévica, con
una vida propia que palpita en el interior del
núcleo
donde cobija su ADN,
el código genético de su especie y reino.
Quizás
de ahora en adelante quien no lo sabía, observará la Naturaleza con
otros ojos y una nueva comprensión, de que todo cuanto existe en la
naturaleza y nosotros vemos físicamente, únicamente es el vestido
que recubre a una entidad.
Cuando
arrancamos una flor o cortamos un árbol, estamos quitando la vida
física a un ser vivo que está evolucionando por medio de una forma
al igual que nosotros,
Existen
infinidad de jerarquías dévicas, desde los elementales hasta los
grandes Arcángeles, ellos están construyendo las formas que les
servirán de vehículos para llevar a cabo su propia evolución y
Servicio, ya sea en un planeta o de un sistema solar o una
galaxia.
Por
otra parte, dentro del reino de las aves y en esta etapa evolutiva
existe un
grupo
que tiene una misión muy especial que cumplir relacionada
muy
estrechamente
con el reino dévico. Son una especie de aves que hacen de puente
entre la evolución puramente dévica y otras dos evoluciones, de las
cuales no se nos da información hasta haber alcanzado cierta
iniciación superior.
Existe
otro grupo reducido de devas constructores cuyo destino los introduce
en el reino humano; sin embargo, antes de entrar a formar parte de
nuestro reino, tendrán que haber desarrollado ciertas facultades
constructoras en el reino de las aves. Una vez haya finalizado su
entrenamiento podrán penetrar en el cuarto reino. Lo que no sabemos
es el grado evolutivo de dichos devas ni cuál es su misión. Lo que
si sabemos es que los constructores elementales de los vehículos
humanos son los más evolucionados dentro del reino elemental.
Sin
embargo, los devas que deciden entrar en el reino humano, debido a
su
sensible
vibración y los cuerpos sutiles que utilizan en su propio reino, no
pueden encarnar directamente en un cuerpo humano cuya densidad no
resistirían, en cambio, el cuerpo de un ave es puro, ligero y no
siente el peso de la gravedad como lo siente el reino humano. De esta
forma se van adaptando a vivir en una forma grosera, comparada con la
suya, que es totalmente etérica, sin las limitaciones e impurezas
que engendra el reino animal.
Existe
otro grupo de devas que en ciertas ocasiones deben entrar
en
comunicación
con algún ser humano, en este caso se pondrán en contacto con ellos
por medio de las aves. Quizás en alguna ocasión, quienes amáis a
los animales, os habéis encontrado con algún pajarito, que sin
saber por qué, se acerca a vosotros sin miedo o da vueltas a vuestro
alrededor sin motivo aparente. Fijaos en lo que hace e intentad
descubrir que os está indicando o tratando de deciros.
Relacionados
con el reino de las aves, también existe otro grupo de
devas
elementales
que cuando han llegado a un estado avanzado en su
evolución
ascendente,
pasan un determinado tiempo en este reino antes de convertirse en
hadas, gnomos, silfos u otros espíritus de la naturaleza, pasando
cierto número de ciclos evolutivos en dicho reino.
Aunque
se han publicado muchos libros sobre los ángeles, la gran mayoría
de
ellos
son fruto de la imaginación o el recuerdo de los cuentos de hadas.
También en películas como; “Fantasía” de Walt Disney. Una
hermosa película que revela, de forma muy acertada, la realidad
sobre las entidades de los mundos ocultos. Aunque
sus
formas no se
asemejen a la
realidad, pero sí que se acercan mucho a su actitud y funciones.
Muy
poco se ha enseñado sobre la evolución del reino angélico, no en
su trabajo constructor de formas, sino de
su
propia evolución como reino.
Sin
embargo, Vicente Beltran Anglada, una Alma muy avanzada
espiritualmente y que muchos de vosotros conocéis por sus libros o
conferencias, (o quizás lo conocisteis personalmente)
nos dio a conocer en su hermosa e inspirada Trilogía sobre los
Ángeles algunos de los misterios que hasta el momento habían
permanecido ocultos.
Esta
es la misión de todo Servidor comprometido con la Jerarquía
espiritual del planeta. Estos libros están dirigidos a la humanidad
que ha entrado en el Sendero de Retorno, pudiendo hallar en ellos la
información de forma mucho más comprensible que en el libro
del Maestro Tibetano“Tratado
sobre Fuego Cósmico” dedicado a los iniciados, cuyo
contenido es totalmente Dévico, aunque
a un nivel de comprensión que no está al alcance de todos.
Mucho
nos queda todavía por aprender sobre el reino angélico.
Lo
que si sabemos, es que dentro de esta nueva era los seres humanos
evolucionados espiritualmente, volverán a entrar en contacto con los
Devas superiores. En cambio, algunos
de los seres humanos orientados
en el aspecto material de la vida, únicamente podrán ver o percibir
a los elementales, aunque se les negará el poder de entrar en
contacto con ellos, tal
como lo tuvieron los magos negros
de
la raza Atlante. Cuando
hayamos
alcanzado un nivel espiritual lo suficientemente puro, se nos dará
el poder de invocar a los elementales, ponerlos
bajo nuestras órdenes,
dirigirlos y controlarlos.
Un
ser humano bastante avanzado en evolución espiritual, además de
establecer contacto con entidades de orden superior, también podrá
hacerlo
con
los elementales a fin de que le presten
algún
servicio, pues lo superior siempre incluye a lo inferior, aunque
ellos actuarán
como Magos Blancos. Quien los invoque tendrá que ser muy puro y
prudente al hacerlo, pues no es lo mismo un elemental que evoluciona
en el aspecto material de la existencia, que un Ángel cuya vibración
pertenece a los niveles espirituales superiores.
En
las escuelas internas se nos enseña a conocer
al reino dévico y a sus distintas jerarquías cuya categoría
evolutiva y espiritual puede ser notable y también, a
distinguir entre entidades todavía
desconocidas que
no son dévicas, pero que sin
embargo, pueblan
igualmente el espacio. En
los planos internos existen evoluciones que pertenecen a otros reinos
que desconocemos y con los cuales es recomendable no establecer
contacto alguno. Esta es una de las razones de que se enseñen
al
discípulo distintas
maneras de protegerse
en el caso que sea necesario.
Existen
muchas verdades todavía ocultas que esperan ser desveladas por los
discípulos que sirven, aman a la humanidad y han desarrollado la
intuición superior, ya sea que estén relacionadas con su propia
evolución interna o para que las difundan por medio del servicio que
estén realizando.
Cuando
sintamos en nuestro corazón la grandeza del Amor que lo abarca Todo,
entonces los Ángeles se acercaran a nosotros sin necesidad de
invocarlos porque estaremos preparados para colaborar con
ellos.
Marta
Parramon Elies
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