viernes, 10 de mayo de 2024

El reino de las aves y los devas.!



Artículo publicado en el bloc,.."La Teosofía ebn la Nueva Era"  2018
 
Hemos hablado y hablaremos a menudo sobre el reino angélico en sus diversas jerarquías. El motivo no es porque sea un tema que hoy en día llama la atención más de lo normal a la mayoría de personas corrientes orientadas en este sentido y por supuesto a los aspirantes, sino porque es necesario aclarar muchos puntos sobre la cuestión y dar información fidedigna que puede aclarar muchas dudas.

Al tratar sobre el reino dévico, la mayoría de seres humanos lo ve como algo fantástico e ilusorio, sin embargo, a medida que nos adentremos en la nueva era y nos hayamos adaptado a su vibración, irá surgiendo a la consciencia como algo real y quienes estén preparados podrán entrar en contacto mutuo más fácilmente que en cualquier otra época. Es por tal motivo que debe conocerse su existencia.
En general se los imagina y representa con alas y forma humana femenina, lo cual no refleja la realidad. Se cree que todos ellos son seres radiantes de luz, Desde luego que el aura de un gran Deva resplandece de luz, pero esto también ocurre con el reino humano o cualquier entidad que ha alcanzado niveles superiores en su evolución espiritual.
Existen gran cantidad de jerarquías angélicas, cada una de ellas con sus
características especiales, un estado evolutivo propio y una misión particular
que cumplir dentro de la gran Obra del Creador. Además, que la imagen física y el desarrollo evolutivo difiere mucho con la del ser humano, aunque los devas muy evolucionados si lo desean pueden adoptar unos contornos humanos, pero no en los detalles. En realidad quien los ha visto le recuerdan al cuerpo humano porque el Arquetipo de la Creación es la estrella de cinco puntas, lo cual nos asemeja, pero a un deva superior jamás le veremos facciones ni las extremidades, porque ellos son pura energía. Esta es la razón de que irradien su Luz.
Los devas existen por doquier, dentro y fuera del planeta y del sistema, cumpliendo cada grupo la función que le corresponde, que puede variar en mucho el servicio que realicen unos y otros.
Toda vida existente que evoluciona en nuestro Sistema solar es una entidad dévica revestida de un cuerpo o forma elemental, ya sea mineral, vegetal, animal, humano, superhumano o divino.
A cada elemento le corresponde una jerarquía angélica distinta y de distintos grados evolutivos, cuya energía vibra en distintas frecuencias y líneas de Rayo.
Los elementales constructores representan el aspecto materia de la creación.
Una gota de Agua es un deva elemental al que se le otorga el nombre de, Ondina. Las llamas del Fuego del hogar, son las Salamandras. Una piedra preciosa o no, pertenece al elemento Tierra y sus constructores son los Gnomos. La brisa, el viento, los huracanes, son las vestiduras más densas que usan los Silfos del Aire, al cual no podemos ver con los ojos físicos como a los demás elementos. Aunque, si fuéramos clarividentes, entonces sí que veríamos a las entidades que los representan.
Sabemos que nuestros cuerpos están compuestos de todos los elementos y las células y moléculas que los constituyen son entidades dévicas elementales, o sea que las formas de la entera creación constituyen la sustancia elemental
necesaria para llevar a cabo la evolución planetaria.


Cómo podéis ver estas fotografías son semillas de una flor, concretamente de un “Cardo mariano”. A simple vista tan solo son semillas de un vegetal a las que no les damos importancia especial porque las hemos visto infinidad de veces. Pero cuando nos introducimos en el conocimiento oculto ya no vemos solamente a un vegetal, porque sabemos que cada semilla es una entidad dévica, con una vida propia que palpita en el interior del núcleo donde cobija su ADN, el código genético de su especie y reino.
Quizás de ahora en adelante quien no lo sabía, observará la Naturaleza con otros ojos y una nueva comprensión, de que todo cuanto existe en la naturaleza y nosotros vemos físicamente, únicamente es el vestido que recubre a una entidad.
Cuando arrancamos una flor o cortamos un árbol, estamos quitando la vida física a un ser vivo que está evolucionando por medio de una forma al igual que nosotros,
Existen infinidad de jerarquías dévicas, desde los elementales hasta los grandes Arcángeles, ellos están construyendo las formas que les servirán de vehículos para llevar a cabo su propia evolución y Servicio, ya sea en un planeta o de un sistema solar o una galaxia.
Por otra parte, dentro del reino de las aves y en esta etapa evolutiva existe un
grupo que tiene una misión muy especial que cumplir relacionada muy
estrechamente con el reino dévico. Son una especie de aves que hacen de puente entre la evolución puramente dévica y otras dos evoluciones, de las cuales no se nos da información hasta haber alcanzado cierta iniciación superior.

Existe otro grupo reducido de devas constructores cuyo destino los introduce en el reino humano; sin embargo, antes de entrar a formar parte de nuestro reino, tendrán que haber desarrollado ciertas facultades constructoras en el reino de las aves. Una vez haya finalizado su entrenamiento podrán penetrar en el cuarto reino. Lo que no sabemos es el grado evolutivo de dichos devas ni cuál es su misión. Lo que si sabemos es que los constructores elementales de los vehículos humanos son los más evolucionados dentro del reino elemental.
Sin embargo, los devas que deciden entrar en el reino humano, debido a su
sensible vibración y los cuerpos sutiles que utilizan en su propio reino, no pueden encarnar directamente en un cuerpo humano cuya densidad no resistirían, en cambio, el cuerpo de un ave es puro, ligero y no siente el peso de la gravedad como lo siente el reino humano. De esta forma se van adaptando a vivir en una forma grosera, comparada con la suya, que es totalmente etérica, sin las limitaciones e impurezas que engendra el reino animal.
Existe otro grupo de devas que en ciertas ocasiones deben entrar en
comunicación con algún ser humano, en este caso se pondrán en contacto con ellos por medio de las aves. Quizás en alguna ocasión, quienes amáis a los animales, os habéis encontrado con algún pajarito, que sin saber por qué, se acerca a vosotros sin miedo o da vueltas a vuestro alrededor sin motivo aparente. Fijaos en lo que hace e intentad descubrir que os está indicando o tratando de deciros.
Relacionados con el reino de las aves, también existe otro grupo de devas
elementales que cuando han llegado a un estado avanzado en su evolución
ascendente, pasan un determinado tiempo en este reino antes de convertirse en hadas, gnomos, silfos u otros espíritus de la naturaleza, pasando cierto número de ciclos evolutivos en dicho reino.
Aunque se han publicado muchos libros sobre los ángeles, la gran mayoría de
ellos son fruto de la imaginación o el recuerdo de los cuentos de hadas. También en películas como; “Fantasía” de Walt Disney. Una hermosa película que revela, de forma muy acertada, la realidad sobre las entidades de los mundos ocultos. Aunque sus formas no se asemejen a la realidad, pero sí que se acercan mucho a su actitud y funciones.
Muy poco se ha enseñado sobre la evolución del reino angélico, no en su trabajo constructor de formas, sino de su propia evolución como reino.

Sin embargo, Vicente Beltran Anglada, una Alma muy avanzada espiritualmente y que muchos de vosotros conocéis por sus libros o conferencias, (o quizás lo conocisteis personalmente) nos dio a conocer en su hermosa e inspirada Trilogía sobre los Ángeles algunos de los misterios que hasta el momento habían permanecido ocultos. Esta es la misión de todo Servidor comprometido con la Jerarquía espiritual del planeta. Estos libros están dirigidos a la humanidad que ha entrado en el Sendero de Retorno, pudiendo hallar en ellos la información de forma mucho más comprensible que en el libro del Maestro Tibetano“Tratado sobre Fuego Cósmico” dedicado a los iniciados, cuyo contenido es totalmente Dévico, aunque a un nivel de comprensión que no está al alcance de todos.

Mucho nos queda todavía por aprender sobre el reino angélico.
Lo que si sabemos, es que dentro de esta nueva era los seres humanos evolucionados espiritualmente, volverán a entrar en contacto con los Devas superiores. En cambio, algunos de los seres humanos orientados en el aspecto material de la vida, únicamente podrán ver o percibir a los elementales, aunque se les negará el poder de entrar en contacto con ellos, tal como lo tuvieron los magos negros de la raza Atlante. Cuando hayamos alcanzado un nivel espiritual lo suficientemente puro, se nos dará el poder de invocar a los elementales, ponerlos bajo nuestras órdenes, dirigirlos y controlarlos.
Un ser humano bastante avanzado en evolución espiritual, además de establecer contacto con entidades de orden superior, también podrá hacerlo con los elementales a fin de que le presten algún servicio, pues lo superior siempre incluye a lo inferior, aunque ellos actuarán como Magos Blancos. Quien los invoque tendrá que ser muy puro y prudente al hacerlo, pues no es lo mismo un elemental que evoluciona en el aspecto material de la existencia, que un Ángel cuya vibración pertenece a los niveles espirituales superiores.
En las escuelas internas se nos enseña a conocer al reino dévico y a sus distintas jerarquías cuya categoría evolutiva y espiritual puede ser notable y también, a distinguir entre entidades todavía desconocidas que no son dévicas, pero que sin embargo, pueblan igualmente el espacio. En los planos internos existen evoluciones que pertenecen a otros reinos que desconocemos y con los cuales es recomendable no establecer contacto alguno. Esta es una de las razones de que se enseñen al discípulo distintas maneras de protegerse en el caso que sea necesario.
Existen muchas verdades todavía ocultas que esperan ser desveladas por los discípulos que sirven, aman a la humanidad y han desarrollado la intuición superior, ya sea que estén relacionadas con su propia evolución interna o para que las difundan por medio del servicio que estén realizando.
Cuando sintamos en nuestro corazón la grandeza del Amor que lo abarca Todo, entonces los Ángeles se acercaran a nosotros sin necesidad de invocarlos porque estaremos preparados para colaborar con ellos.

Marta Parramon Elies

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