En
el año 1945 Alice Bailey
dio
a conocer al mundo las enseñanzas del Maestro Tibetano, mostrando a
la humanidad avanzada que existía un camino superior y que de
seguirlo la conduciría a la liberación.
Por
aquel entonces, en todo el mundo únicamente había 400 discípulos
encarnados consagrados al servicio de la Jerarquía, la gran mayoría
de ellos en cuerpos masculinos. Imaginad lo insignificante que era
este pequeño grupo entre tantos millones de almas encarnadas. Sin
embargo, durante los años transcurridos hasta el presente y por el
hecho de estar produciéndose un cambio de era y de energías, se han
sucedido varias generaciones de almas que han encarnado a la par en
cuerpos femeninos y masculinos, lo suficientemente capacitadas
espiritualmente para preparar la Venida del Instructor del Mundo,
inaugurar la nueva era y dar a conocer a la humanidad que existe otra
forma de vivir basada en unos valores eternos que conducen a la
armonía, al orden y a la verdadera paz y fraternidad mundial.
El
Plan que los Maestros llevan a cabo por medio de Sus discípulos
consiste en dar un impulso a la evolución espiritual planetaria y
dirigir las consciencias hacia una nueva dirección, pero este
proceso únicamente será posible si la humanidad despierta de su
letargo. Es por este motivo que los aspirantes y discípulos
predispuestos a servir son entrenados en los grupos internos de la
Jerarquía, a fin de que se capaciten para despertar las consciencias
e introduzcan Luz en las mentes y Amor en los corazones de aquellos
seres humanos que tan solo necesitan un estímulo superior para
decidirse a dar el paso definitivo hacia el Sendero de
Retorno.
Aunque
a un aspirante al discipulado se lo instruya sobre los principios
fundamentales de la Sabiduría Eterna, también se le pide que
actualice las enseñanzas de forma voluntaria y creativa según sus
capacidades, y las adapte a la etapa actual evolutiva que la
humanidad ha alcanzado, mental y espiritualmente.
Hoy
en día ya no se pueden impartir las enseñanzas como se hizo en el
pasado. Los discípulos de la era de Piscis vivían una vida mística
alejada del mundo, regidos ciegamente por dogmas y supersticiones
impuestas por las enseñanzas y fanatismos religiosos, y aunque su
devoción fuera muy elevada y lo sintieran en su ser más profundo,
todavía estaban orientados astralmente. Ellos se sentían como el
rebaño siguiendo al Pastor.
Todas
las enseñanzas esotéricas sobre la Sabiduría Eterna siempre deben
ser fieles a sus Principios, pero si no se adaptan a la evolución
mental y espiritual alcanzada por la humanidad avanzada del tiempo
que les ha tocado vivir, están destinadas al fracaso.
Los
aspirantes y discípulos aceptados hoy en día deben convertirse en
faros de Luz, son almas lo suficientemente adultas como para hacerse
preguntas y respondérselas por sí mismos, de manera que se hagan
responsables de las enseñanzas que imparten sin tener que importunar
al Maestro para que les diga constantemente de que manera y donde
deben servir. Si el Maestro nos da un servicio es porque confía en
nosotros y sabe que podemos realizarlo.
Al
principio, cuando nos comprometemos a servir, nos da miedo
equivocarnos, decir algo incorrecto o que no se ajuste a las
enseñanzas recibidas porque tememos no haberlo comprendido.
Sin
embargo, este es un proceso normal, el aprendizaje es necesario y
podéis estar seguros de que incluso los Maestros que en su día
fueron aprendices de discípulos también se equivocaron, pero es así
como se aprende y es así como nos formamos y un día podremos llegar
a ser Maestros.
Actualmente,
la gran mayoría de servidores, aún habiendo entrado en las
enseñanzas esotéricas, siguen siendo devocionalmente místicos y de
esto un observador más avanzado puede darse cuenta al ver la forma
que tienen de impartir las enseñanzas. En realidad no pueden afirmar
que son ocultistas en el sentido más profundo de la palabra. Un
ocultista se forma cuando el amor devocional del místico,
generalmente dogmático, y la mente superior intelectual, se
fusionan. De ahí la necesidad de ser nosotros mismos, de extraer de
nuestro interior toda la comprensión adquirida (no me refiero al
conocimiento sino a lo que este ha despertado en nuestro ser). Es
entonces cuando la mente superior y el amor unificados dan vida al
nuevo Hombre.
Las
tendencias de los Rayos pares, impulsan al Alma en evolución hacia
el aspecto devocional y religioso, así como los Rayos impares son de
tendencia más mental y científica. (Los dos grupos se rigen por la
Ley de dualidad, al igual que todo lo creado en este segundo
universo) Durante una larga etapa evolutiva parece haber una gran
distancia entre ambos; sin embargo, la evolución los va acercando
paulatinamente hasta que bien entrados en el Sendero del discipulado
se produce la fusión. Ninguno de los dos puede alcanzar la
liberación por separado. Ya no son místicos ni tampoco ocultistas,
son seres cuya sabiduría los ha conducido a la plena consciencia de
Unidad esencial de la que forman parte.
Es
necesario estar bien preparados para el servicio porque la situación
planetaria es acuciante. Acuario es La Era de las Comunicaciones,
tanto internas como externas, y su finalidad consiste en unificarnos
en todos los sentidos con el resto de la humanidad y también más
estrechamente con los demás reinos sub humanos, especialmente con el
animal. Cuando un reino da un paso adelante, los inferiores también
lo dan.
Esto
nos da a entender que los apegos deben ceder el paso al altruísmo,
al desprendimiento, a la consciencia de fraternidad y la capacidad de
compartir. Las teorías y la dependencia pertenecen a la consciencia
de la era anterior, es necesario ser prácticos y que los
conocimientos adquiridos dejen de ser una teoría para de esta forma
estar preparados para poner los cimientos del edificio que habrá de
sostener la nueva civilización.
Acuario
ha de manifestar el Espíritu encarnado en la materia. Es una era
práctica y la humanidad tenemos que empezar a asumir nuestras
responsabilidades pensando en el bien común, no únicamente en una
pequeña parte. En las obras de cada día y en todas las relaciones
que establezcamos allí donde el destino nos lleve, no intentando
inculcar nuestros conocimientos, sino dando ejemplo, amando sincera y
desinteresadamente. El verdadero servicio consiste en despertar las
consciencias y el Amor demostrado de manera inteligente es lo único
que puede despertarlas, de manera que cada cual siga el camino que le
señale su Alma sin imposición de creencia alguna.
Cuando
desarrollamos la mente superior y el verdadero Amor descubrimos que
el Dios que hemos adorado, quizás durante varias encarnaciones, no
está fuera de nosotros tal como nos enseñó la religión.
Muchísimos seres humanos han dado la vuelta al mundo e ido a los
confines de la Tierra buscando al Maestro para que le instruya sobre
los grandes Misterios y como establecer contacto consciente con su
Alma, sin saber que el Maestro y el Alma son Uno y además no son
humanos. Ellos pertenecen a un Reino superior del Cual nada sabemos,
trascendieron esta etapa hace, quizá, miles de años. Además, que
cuando el discípulo está preparado para recibir el reconocimiento
del Maestro, es Este Quien se acerca al discípulo, no a la
inversa.
Cuando
buscando al Maestro hayamos dado la vuelta entera al mundo nos
hallaremos de nuevo en el punto de partida. Esta era la meta que
perseguíamos, porque Dios, El Alma y el Sendero se hallan en nuestro
corazón y es aquí donde deberíamos buscarlo, no en lo externo a
nosotros. La causa de nuestro caminar por la vida buscando respuestas
en los conocimientos religiosos o esotéricos no es más que
añoranza, el recuerdo inconsciente de nuestros orígenes divinos a
los cuales deseamos retornar.
Estemos
atentos a nuestros actos, pensamientos, deseos e inspiraciones
superiores, pues ellos nos dirán a cada instante donde tenemos
enfocada la consciencia. Cuando en vez de pedir sintamos la necesidad
de dar lo mejor de nosotros mismos sin esperar reconocimiento alguno,
habremos dado el paso definitivo en el Sendero de Retorno y nos
habremos convertido en verdaderos servidores de la Gran Fraternidad
Blanca.
Este
cambio en la consciencia nos indica que ha llegado a nosotros el
llamado del Alma. Con el tiempo, la meditación y el servicio nos
reconocemos como seres divinos, descubrimos el porqué hemos
encarnado, el servicio que debemos prestar y cuál es el grupo egoico
al cual pertenecemos. Las preguntas y la incertidumbre sobre nuestra
procedencia egoica, el servicio que debemos prestar, cómo, donde y
de que manera, son una duda constante en las primeras fases del
discipulado.
No
penséis que todos los seres humanos avanzados espiritualmente, como
puede ser un discípulo e incluso un iniciado, saben con certeza
desde su juventud para que ha venido al mundo. Si estudiáis la vida
de los grandes Iniciados que han encarnado en cuerpo físico, veréis
que antes de saber Quienes son, han de pasar varios años de su vida,
antes no despiertan la plena consciencia y comienzan el Servicio que
han venido a prestar. Quizás todavía quedan residuos kármicos en
su consciencia pendiente de encarnaciones anteriores que deben ser
trascendidos. También puede ocurrir que deba esperar a que se
produzcan ciertos aspectos planetarios en los cielos que favorezcan
con sus energías la misión que ha venido a cumplir.
Un
aspirante al discipulado debe saber cuáles son sus líneas de rayo,
especialmente el rayo del Alma y el de la personalidad, porque esta
última ha de convertirse en su instrumento. De esta forma, además
de saber cuál es su Sendero y de donde procede como parte de su
grupo Egoico, sabrá de qué equipo personal dispone como instrumento
del alma, que le servirá para llevar a cabo el servicio que le sea
asignado por el Maestro.
Seguramente
muchos de vosotros sabéis que existen 7 Grupos egoicos, cada cual
respondiendo a uno de los siete rayos.
Nuestra
procedencia parte de uno de los Señores de Rayo y de un planeta
Sagrado, por lo cual estudiando las características de los 7 rayos,
observándoos a vosotros mismos y agudizando un poco la intuición,
podréis averiguar quien es vuestra familia espiritual, cuáles sus
características y la clase de servicio que estáis destinados a
llevar a cabo. Puede ser en la política, en la educación, en la
filosofía, en el arte, la ciencia, en la religión o en algún
sector social donde debáis aplicar el orden o hacer reformas. Esto
no significa que el destino os tenga que llevar a ocupar un cargo de
relevancia social o de cualquier otro orden, podéis ser aspirantes,
discípulos aceptados e incluso iniciados, vivir una vida de familia
aparentemente común y pasar desapercibidos. Sin embargo, quienes
hayan adquirido cierto nivel de sensibilidad espiritual sabrán
reconoceros,
"
Por sus frutos los conoceréis".
Marta
Parramon Elies
Comentarios
Es
muy difícil para quien no tiene la intuición mínimamente
desarrollada poder percibir cuáles son sus rayos, puesto que en
cierto modo todos nos afectan y a todos respondemos, seamos
conscientes o no.
Es
uno de los problemas que se plantea (imagino) a quienes desean
conocer sus rayos, puesto que se ha de tener una personalidad bien
integrada o un alma que predomine con fuerza en el individuo, para
que se distinga sin ninguna duda sus rayos.
Es
parte del juego de la vida, experimentar, probar, errar o acertar, y
así ir progresando, pero no deja de ser un aspecto, este el de los
rayos, que si se supiese con exactitud, podría
ayudar.
Respuesta
Sabemos
que nuestro universo es septenario, por lo que las energías de los
siete rayos, que son la manifestación de Siete Grandes Constructores
procedentes de las estrellas de la Osa Mayor, penetran en el sistema
atraído por el Logos a fin de poder llevar a cabo Su Creación.
Sin
embargo, al igual que toda entidad microcósmica, el Logos posee una
característica particular de rayo que le da una cualidad propia y
distintiva. En este caso, como Alma, es la del 2º Rayo de Amor y
Sabiduría. Una vez las ha asimilado y cualificado con Su Rayo de
Amor las expande a través del aura solar hacia los confines de Su
círculo infranqueable. La analogía es perfecta si sabemos ver que
cada entidad solar o humana, poseemos siete centros o chacras. Las
energías "viajan" por el espacio compenetrando todo cuanto
existe sin detenerse jamás. Cuando hacen impacto en nuestros
vehículos, producen cambios y alteraciones más o menos
perceptibles, trastocando nuestros estados de consciencia, haciendo
resaltar, a veces, de forma trascendente, nuestras tendencias
personales o egoicas.
Estén
despiertos o no, los chacras distribuyen las energías para vitalizar
todo el organismo. El tipo de energías a que responda cada uno de
ellos vendrá dado por la línea de rayo egoico, personal, astral o
físico., por su karma o estado evolutivo y según el signo solar que
haya nacido le regirá las energías de un planeta u otro y un
elemento determinado. También sabemos que los chacras por encima del
plexo solar, cuando son activados por las energías de rayo,
despiertan estados de consciencia superiores en el ser humano.
Los
chacras que tienen más activos la humanidad común son los
inferiores al diafragma, lo cual revela al clarividente el nivel
evolutivo del individuo en cuestión. Los chacras principales en esta
etapa evolutiva logoica son los planetas sagrados. En la religión
católica son llamados "Los Siete Espíritus ante el Trono de
Dios". Pero aunque recibimos todas las energías de rayo, no
significa que seamos receptores a todas ellas.
En
primer lugar, porque en el momento de individualizarnos penetró en
nuestra alma infantil la energía de rayo de nuestro Grupo Egoico, un
subrayo monádico de nuestro Ángel solar. Este rayo regirá nuestra
evolución humana hasta el día en que entremos en el quinto reino y
liberemos al Ángel. A partir de entonces sabremos cuál es nuestro
rayo espiritual Monádico porque habremos ascendido al nivel del
Ángel solar.
Al
rayo de la personalidad únicamente se responde si el individuo está
integrado, pues generalmente un aspirante espiritual regido por sus
deseos, el rayo que más predominará en su vida será el de su
cuerpo astral.
Si
somos conscientes del rayo al que pertenecemos como almas, también
sabremos cuál es el de nuestra personalidad y aún más el rayo del
cuerpo astral, pues lo superior siempre incluye lo inferior.
Hay
que profundizar y ser constantes en el estudio y la observación si
realmente estamos interesados en descubrir quienes somos, de donde
venimos y hacia donde nos dirigimos, pues al hacerlo sabremos con
exactitud cuál es nuestro Sendero, para que servicio estamos
capacitados y cuál es el propósito de nuestra Alma. Además,
sabremos de qué planeta sagrado procedemos como grupo
egoico.
Pregunta
Cuando
los siete rayos estén en plena armonía, veremos este gran cambio en
favor de la humanidad.
Cuando
esto suceda habremos llegado a la edad adulta. Seremos Almas en
Irradiación… En el Servicio prestado la inquietud hace que nos
movamos y lleguemos a liberarnos.
Respuesta
Toda
vida existente es el resultado del trabajo constructor de los 7
rayos.
Nos
transmiten con su vibración particular una cualidad propia a cada
uno de los cuerpos que utilizamos; el físico, emocional, mental...
Cuando estos tres rayos se sintetizan, surge un rayo más potente, el
de la personalidad, que predominará a partir de entonces con más
fuerza para ir dando paso al rayo del Alma.
Más
adelante el rayo personal y el causal, también se sintetizarán y
entonces descubriremos cuál es la Fuente de donde surgimos y cuál
es nuestra primordial vibración espiritual, el Rayo Monádico.
Pero
cuando todavía somos aprendices no sabemos usar estos maravillosos
instrumentos que nos llegan a través del Logos solar.
Aunque
cada uno de los siete rayos confiere una cualidad propia que le
caracteriza, en realidad la energía es neutra. Podemos poner un
ejemplo; es lo mismo que cualquier instrumento sofisticado que llegue
a las manos de un niño sin experiencia. Si no sabe como emplearlo
puede hacerse mucho daño o causar algún desastre. Sin embargo, a
medida que nos vamos haciendo "adultos" aprendemos a
utilizarlo, pudiendo realizar con él grandes y magníficas obras de
arte.
No
son las energías las que nos traen desarmonía, sino que somos los
seres humanos quienes no sabemos adaptarnos a ellas.
El
único Sendero que nos conduce a los pies del Maestro y a la
Iniciación es el Servicio.
Un
fuerte abrazo
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