En todo cambio de era se produce una renovación cíclica de los éteres cuya vibración y cualidad de rayo cambia y altera sensiblemente la evolución del Sistema.
Estos cambios periódicos producen nuevas culturas y civilizaciones que se van sucediendo al paso de los milenios, apareciendo nuevas formas de ser, de de pensar, de vivir y entender las relaciones, lo cual conduce a la apertura de una nueva consciencia, una consciencia que ya está emergiendo con fuerza, alterando la vida y los acontecimientos en todos los sectores del vivir humano, haciéndose cada vez más evidente la influencia de las energías de Acuario.
No podemos hablar de energía sin hacer mención al reino Dévico, el que ha de dirigir y llevar a cabo la construcción de las nuevas formas en los distintos planos, subplanos y niveles de consciencia de todas las entidades que vivimos y evolucionamos en este mundo, muchas de las cuales están entrando en encarnación impulsadas por la energía del 7º rayo.
Una era tiene una duración aproximada de 2.200 años desde que empieza a hacer notar su presencia hasta que se desvanece para dar entrada a la siguiente. Existe una Ley a la cual está sometida la entera creación, la cual determina el proceso evolutivo de las eras, las civilizaciones, de los mundos y de cualquier ser que vive y evoluciona en ellos, donde nace, crece y llega a la plenitud de la vida, para luego entrar en la madurez y finalmente en la vejez y la disolución o muerte. Todo cuanto sigue un proceso evolutivo está sometido a esta ley cíclica ineludible. Un cambio de era produce una gran transformación en la frecuencia y vibración de los éteres, que como bien sabemos, compenetran todo cuanto existe en el Sistema. Esta afirmación es de suma importancia para nuestro Logos planetario y para todos los seres que formamos parte de Su cuerpo de manifestación, la Tierra), porque índica que está entrando en un nuevo ciclo evolutivo, más incluyente, dinámico y abierto a la realidad de la existencia, una realidad que nos permitirá a muchos seres humanos saber quienes somos, cual es nuestra procedencia y el porque hemos encarnado en este mundo. Ello se hará posible porque Acuario, que pertenece a la Cruz Fija de los Cielos, y rige el camino del discipulado, producirá una apertura de consciencia capaz de romper con la separación y la desigualdad entre individuos y naciones, conduciéndonos a la consciencia de unidad con el Todo y a la capacidad de hallar aquel centro de contacto que une al macro con el microcosmos.
Las Energías de la nueva era provienen de una de las 7 estrellas de la constelación de Acuario, penetrando en nuestro Sistema por el Centro mayor Solar y siendo irradiadas directamente hacia el planeta Urano, el Señor de 7º rayo, el Gran Arcángel Constructor o Logos planetario que ha de regir la Nueva Era, habiéndole sido otorgado el Poder de crear las nuevas formas que habrán de constituir una nueva civilización de acorde a Su vibración cósmica.
¿Qué significa y por qué es tan importante un cambio de era?
Cuando hablamos del Éter que compenetra la Tierra, nos estamos refiriendo al cuerpo etérico del Logos planetario, cuya radiación constituye la síntesis de la consciencia de todos los seres que evolucionamos en ella y que, en conjunto, es Su propia Consciencia. El Éter, o cuerpo etérico, es un compuesto de energías electro magnéticas esencialmente dévicas, actuando en distintos niveles vibratorios, pero con la particularidad de que su transformación es constante, ya que fluye con la evolución y el incesante movimiento solar, planetario, humano y atómico. Cuando nuestro sistema cíclicamente entra bajo la influencia de una nueva constelación, es sometido a su alta frecuencia vibratoria, afectando la vida, la consciencia y la forma de todos los seres que compenetra. Vemos pues, que la energía principal que utilizan los devas constructores para dar forma a toda alma que ha de encarnar, (además de la que nos transmite el propio Logos solar y otros rayos presentes cuya influencia es constante durante esta cuarta ronda) en gran parte está matizada por el rayo que rige la era presente, aumentando de forma creciente su poder radiatorio a medida que la entidad/es en cuestión responde a ella, produciendo una cualidad y apariencia, propias de dicha energía.
Los seres ya encarnados, cuyos cuerpos etéricos responden a las energías del 6º rayo de Piscis, a medida que las células de sus cuerpos se vayan renovando serán substituidas por entidades dévicas elementales o éteres de 7º rayo, considerando que una persona joven las renueva cada 7 años.
Las tensiones planetarias que estamos viviendo actualmente no son producidas únicamente por la entrada de las energías de Acuario, sino por el Rayo del Destructor de formas caducas, el 1º Rayo. Dichas tensiones se acentúan debido a la resistencia que oponemos al cambio tan drástico que se nos impone, produciendo en un principio un gran desorden, confusión y una tremenda fricción entre dos tipos de energías enfrentadas, dos estados de consciencia dentro de la humanidad que son totalmente divergentes. La gran mayoría de los seres humanos teme al cambio, porque se identifica con las energías de Piscis cuya vibración todavía es vigente y porque les da la seguridad de lo conocido. Trata de ir contra corriente con el consiguiente desafío y tensión que ello produce, interfiriendo en el avance del conjunto de la humanidad y la implantación del orden y la inclusividad que nos ha de traer el 7º Rayo. Las energías no pueden ser detenidas en ningún sentido sino, que deben ser bien canalizadas para que puedan fluir por todos los chacras del cuerpo, individual y planetario. Los éteres se están renovando de manera creciente y este hecho produce grandes cambios biológicos, psicológicos y también físicos, pues el 7º rayo es el Gran Constructor de formas etéricas y cuando los devas constructores las materialicen veremos mutaciones en todos los reinos, y especialmente en las consciencias y los cuerpos de los seres humanos que no se resistan al cambio.
Cuando en sentido esotérico hacemos referencia a los grupos Egoicos nos estamos refiriendo a las almas de los seres humanos. Algo que no deberíamos olvidar si queremos saber de nuestros orígenes, es que existen humanidades en todos los planetas y en algunos asteroides del sistema, las cuales al igual que nosotros, evolucionan dentro del Cuerpo etérico (o chacra) del Logos solar, aunque naturalmente, su evolución, sus formas y la dimensión en que se mueven, pueden distar muchísimo de la humana, pues además de evolucionar bajo la influencia de otro Logos y posiblemente bajo otra energía de Rayo, existe una gran distancia evolutiva entre los planetas sagrados y los no sagrados. Sin embargo, las energías fluyen por todo el Sistema, ya sean recibidas en uno u otro de los 7 planos o niveles de consciencia del Logos. También sabemos que en cualquier universo cuya evolución se desarrolle en un septenario de energías, en el cuarto planeta, siempre se desarrollará la evolución humana como 4º reino.
Es importante darnos cuenta de que cuando entra en actividad una nueva energía de rayo como ocurre en un cambio de era, se produce un “Despertar” un gran impulso expansivo y Creador del Señor de Rayo que la ha de regir, emergiendo de Su interior y hacia todo el Sistema una gran oleada de Egos de dicho rayo, además de entidades dévicas y otros seres que aún desconocemos, apareciendo en los demás reinos nuevas especies y desapareciendo otras.
Al igual que ocurre con un bebé humano, mientras los devas constructores le están dando forma en el útero materno antes de nacer, la substancia que utilizan para construir los cuerpos la extraen del cuerpo etérico de la madre. Ampliando la idea, veremos que para la construcción de las formas de todos los reinos de la naturaleza, los Devas constructores extraen el Éter del cuerpo etérico de la Madre Tierra.
Vida y Consciencia son universales y actúan como una Unidad, fluyendo a través de los cuerpos etéricos de la totalidad del sistema. Un átomo, un electrón y un protón, incluso las partículas más diminutas, tienen su propia aura etérica y su nivel de consciencia, cuya función es la misma que la del “círculo, no-se-pasa” de un Logos o de un universo, y consiste en mantener separada a una entidad de otra. Sin embargo, el Éter, que surge de, La Substancia Primordial, es el receptor, el que asimila y transmite las energías de los siete rayos al Sistema y lo unifica Todo.
Nuestros orígenes, según el rayo a que pertenezcamos como almas serán distintos al de otras almas que pertenezcan a otros rayos. Existen 7 grupos egoicos respondiendo cada cual a su propio rayo. Pero,.. ¿De dónde surgimos al venir a encarnar a la Tierra? ¿Nos hemos preguntado cuál es nuestro origen?. Nos dice la Sabiduría Eterna que cada Señor de Rayo o planeta Sagrado es el Hogar de un grupo Egoico. Si sabemos a qué Rayo pertenecemos como almas sabremos cuál es nuestra procedencia, nuestro Hogar, además de que el Rayo egoico, acostumbra a ser un subrayo del Rayo monádico. Si nos identificamos con el 4º rayo, ¿Mercurio sería nuestro Hogar.?. Si es con el 2º Rayo, podría ser Júpiter? O con el 3º, sería Saturno?
No todas las Almas o personalidades encarnadas dentro de la era de Acuario pertenecerán al 7º rayo, pero sí que habrá un predominio de ellas, al igual como las ha habido de 6º rayo durante la era de Piscis, las cuales forman parte del grupo Egoico que responde a las energías del planeta sagrado Neptuno.
Estemos atentos a los acontecimientos, porque los cambios serán cada vez más sorprendentes y drásticos.
Y recordad,..Que todo cambio en las condiciones de vida en el plano físico nos está indicando un estado de consciencia, individual y mundialmente.
Marta Parramon Elies
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