sábado, 13 de septiembre de 2025

Causa y Efecto !



Traducción del Catalán al Español publicado en audio en este bloc.  7/10/2015
Reunión grupal en la Asociación de Amigos de la India de Barcelona, Catalunya (España) 2000.


Todo cuando esté compuesto de materia lleva implícito el Karma.
Quizás más de una vez nos hemos preguntado si ciertas relaciones personales o circunstancias acaecidas en nuestras vidas son efecto del karma. Si tenemos presente que toda acción produce una reacción, o dicho de otra forma, que toda causa produce unos efectos, es más que evidente que la evolución en general, es kármica. Durante la era de Piscis el karma solia presentarse más espaciado porque la evolución de la consciencia bajo un signo de Agua (o emocional) acostumbra a ser más lenta, lo contrario ocurre con un signo mental cuya energía impulsa al dinamismo y la acción tal como ocurre actualmente con las nuevas energías entrantes. Acuario es un signo de Aire que no permite el estancamiento y nos obliga a movernos y a la regeneración constante. Los efectos de las causas que generamos son prácticamente inmediatos, de los cuales seremos cada vez más conscientes, viéndonos obligados a replantearnos la forma de ser y de actuar en lo esencial. De ahí que las pruebas y lecciones que hay que aprender en esta etapa actual que estamos viviendo son constantes, creando este caos y gran desorden mundial. El desconcierto es general, porque la gran mayoría de seres humanos no recordamos el pasado ni relacionamos lo ocurrido con nuestras actitudes o formas de ser y de vivir de esta u otras encarnaciones y al no recordar sus causas nos creeremos víctimas inocentes de una injusticia, o por el contrario favorecidos por un premio inmerecido caído del cielo.
La atracción que sentimos hacia la materia es lo que nos impulsa a reencarnar una vida tras otra, es por esta razón que la Ley de Renacimiento y la Ley del Karma no pueden separarse donde existe la evolución de las formas. Aunque no nos demos cuenta de forma inmediata, a cada instante estamos generando karma (bueno o malo) con nuestra actitud, deseos y pensamientos. Y hay algo en lo que no acostumbramos a tener en cuenta y es que no creamos karma únicamente por lo que hacemos, sino también por lo que deberíamos hacer y no hacemos.
A esta reflexión le podemos añadir la Ley de Reproducción, ya no únicamente del reino humano, sino también del reino vegetal y el animal, porque todo ser viviente se reproduce a sí mismo en sus propias obras y la mayor y principal de ellas es en su descendencia, y esta Ley está íntimamente relacionada con el Karma. Podríamos interpretarlo psicológica y esotéricamente, de manera que concebir sea la manera de no extinguirse, de perpetuar la especie y prolongar la propia vida en otras formas, aunque con distintos cuerpos y personalidades.
Seguramente estaréis pensando que cada ser humano nacido, es un alma individualizada y lo que hereda de sus padres no es la consciencia, pues cada cual es un individuo que evoluciona independientemente.
Si meditáis sobre la cuestión veréis que existe un gran misterio sobre la reproducción que todavía no se ha revelado abiertamente.
Por una parte, aunque únicamente lo sepamos por los estudios adquiridos, sabemos que el Alma es Una, que se divide y subdivide en infinidad de Chispas Divinas utilizando en el reino humano una enorme cantidad de personalidades y en todos los estados de consciencia posibles. Entonces, si lo observamos desde este ángulo, es comprensible suponer que nos perpetuamos de una manera más íntima (quizás por línea de rayo y con nuestro grupo egoico) en cada alma que traemos al mundo, pues en realidad formamos parte de la misma Alma Una, al igual que el resto de la humanidad. Cada reino de la Naturaleza es surgido de una poderosa Entidad a la que le damos el nombre del Reino y por muy individualizados que estemos los seres humanos, compartimos el mismo proceso evolutivo. Esto significa que todo cuanto viva y experimente un ser humano, es absorbido por esta Entidad, contribuyendo de esta forma a la evolución del conjunto, porque todos los seres sin distinción estamos unidos interna y kármicamente.
¿Acaso no existe un Principio y que todos hemos surgido de el, que somos hijos de los hijos que se han reproducido desde el principio de los tiempos? ¿No somos acaso hermanos de sangre y de Espíritu?
La humanidad somos seres individualizados, siéndonos permitido hasta cierto punto tener un libre albedrío, y es por esta causa y esta libertad que se nos da que podamos decidir como andar el camino más o menos libremente y crear karma sin cesar.
El desarrollo de la mente pide libertad. Libertad de vivir y de pensar por nosotros mismos, pero para ello es preciso ser muy responsables, pues la libertad y la responsabilidad siempre deberían ir de la mano. Aunque también necesitamos la libertad de equivocarnos y de aprender. Es precisamente por los efectos de las causas que generamos que podemos desarrollar la consciencia y es así como a costa de cometer muchos errores aprendemos a no transgredir las Leyes divinas y nos liberamos de las ataduras de este mundo. Sabiendo que a cada instante estamos produciendo causas que generan efectos, tendríamos que ser conscientes de la gran responsabilidad que tenemos para con el mundo, porque sabemos que aquellos pensamientos que surgen de nosotros mismos están penetrando en el inconsciente colectivo del cual nos abastecemos la gran mayoría de seres humanos y tarde o temprano se van a manifestar como hechos concretos. Y aunque nuestras malas obras nos parezcan insignificantes, cuando se juntan con las del resto de la humanidad, se crea una forma psíquica con un enorme poder, y al igual que si fuera una negra nube, cuando llega a la máxima presión, estalla, descargando sobre el planeta con toda su furia en forma de guerras y destrucción y muchos otros males, y lo triste es que nosotros seguimos sin comprender el porqué ha ocurrido.

De igual forma sabemos que existen muchos grupos esotéricos y espirituales dedicados a servir, que están creando formas mentales positivas y deberían contrarrestar lo negativo contribuyendo a destruir estas formas psíquicas nefastas creados desde el principio de los tiempos.

Si habéis leído al Maestro Tibetano, sabréis que existen Grupos dentro de los Ashramas de la Jerarquía guiados por un Maestro cuya misión consiste en crear formas mentales positivas para destruir a estas poderosas entidades o egregores. Quienes se dedican a tal destrucción utilizan la Fuerza del Primer Rayo. Su trabajo es arduo y nada fácil, porque las entidades que deben ser destruidas no son tan solo formas psíquicas creadas en nuestra era sino que las más poderosas provienen de la raza Lemur y que como bien sabemos se basan en el desenfreno del instinto animal. Aunque quizás son aún más poderosas las provenientes de la raza Atlante, con todo cuanto significa en lo referente a la satisfacción astral y el deseo desenfrenado en todos los sectores del vivir humano. La gran mayoría de la humanidad, actualmente todavía posee consciencia Atlante, no es un decir, nada más hay que observarnos a nosotros mismos y al resto del mundo y nos serán evidentes los valores que predominan.

Las Fuerzas oscuras tienen más poder sobre la materia que las Fuerzas de la Luz. De ahí que la evolución espiritual sea tan lenta y cueste tanto deshacerse de los valores estrictamente materiales, porque aunque muchas de estas formas mentales sean destruidas, la humanidad las sigue alimentando y creando de nuevas constantemente. Los Maestros y Sus servidores están aquí para rescatar a la humanidad de su prisión. Contribuyamos a liberar al mundo y no les hagamos más difícil Su ardua tarea. A veces debemos repetir lo mismo para no olvidar que deberíamos ser plenamente conscientes de que no somos seres aislados, que formamos parte de un Cuerpo Mayor que es la Humanidad, lo cual significa que todo karma que generemos individualmente repercutirá en el resto. Cuando hablamos del karma no podemos ignorar que la evolución se desarrolla en el tiempo y en todo cuanto atañe a la materia. Pues todo efecto es producto de una causa que se generó tiempo atrás, lejano o cercano. Es por esta razón que la humanidad vivimos teniendo que afrontar constantemente nuestro pasado, que no es más que las consecuencias de nuestros actos.
Aunque sabemos que lo único real es el presente y que el tiempo en las dimensiones superiores no existe tal como lo entendemos físicamente; sin embargo, nuestra mente concreta precisa fraccionarlo para poder entender el significado de lo que experimentamos en otros niveles de consciencia.
Hablar sobre el karma nos lleva a plantearnos muchos interrogantes, uno de ellos podría ser; si existe el libre albedrío y si tiene relación con el karma. Este puede ser un tema para el próximo encuentro.

Marta Parramon Elies

Comentarios
A menudo vivimos pensando que somos víctimas de un destino orquestado
desde no sabemos muy bien donde... Pero con tus palabras nos haces descubrir que nuestro destino está formado por nuestro karma, mientras estemos condicionados en nuestra vida por la materia, y que este karma lo hemos creado y lo estamos creando con cada una de nuestras acciones, pensamientos y emociones. Somos, por lo tanto, en gran parte, los responsables de nuestro karma y de nuestro destino.
Así pues, si queremos descubrir nuestro futuro, solo debemos estar muy atentos a nuestro presente.
Gracias por tus palabras. Es un tema muy sugerente.
Un abrazo,

Respuesta
No podríamos desarrollar la consciencia si no fuera por las experiencias que vivimos en cada encarnación. Consciencia y karma están tan estrechamente unidos que una es consecuencia de la otra. Liberar el karma es liberar la consciencia.
Una vida tras otra repetimos sin cesar las mismas experiencias, aunque en distintos escenarios y niveles de consciencia, impulsándonos a manifestar lo que somos y señalando lo que podemos llegar a ser.
Si no fuera porque retenido en los átomos permanentes existe la memoria de lo vivido en el pasado, no existiría la evolución de la consciencia, ni tampoco evolucionarían los Elementales constructores, ya que ellos basan su evolución en la construcción y nivel vibratorio que emiten dichos átomos y si no existiera vibración alguna tampoco tendría razón de existir los átomos permanentes. Si reflexionamos sobre este pensamiento nos daremos cuenta de que sin consciencia no existiría movimiento ni karma y si no existe movimiento es imposible la evolución.
Los átomos permanentes son los recipientes del karma, que no es más que la memoria de las experiencias vividas en el pasado. Esta memoria o dicho de otra forma, este karma somos nosotros mismos, o sea, nuestra consciencia.
Todo cuanto somos es debido a una sucesión de causas y efectos, tanto si nos referimos a un individuo como a una civilización. La redención de la materia produce la liberación del karma, pues a medida que avanzamos la atracción se invierte y en vez de sentirnos atraídos hacia "abajo" nos sentimos atraídos hacia "arriba".
Gracias por tu excelente reflexión.

Marta Parramon Elies

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