Continuación de los 6 primeros artículos publicados en este mismo bloc sobre
"Muerte y Nacimiento"
El
tema que vamos a tratar hoy constituye una de las enseñanzas más
necesarias que se dan a la humanidad en la Sabiduría Antigua, a fin
de instruirla y sacarla de la ignorancia del proceso que sigue el
alma entre una encarnación y otra.
La
muerte forma parte de la vida, y la vida forma parte de la muerte.
Todo cuanto existe en la creación está sometido a este proceso de
regeneración constante y a los ciclos que se alternan entre
actividad y reposo.
La
humanidad necesitamos perder el miedo a la muerte, pues aunque
hayamos pasado por esta experiencia en infinidad de ocasiones nuestro
cerebro es incapaz de recordarlo.
A
la gran mayoría de la humanidad le da un miedo terrible tener que
afrontarla, aún sabiendo que es un acontecimiento inevitable por el
que todo ser viviente tiene que pasar; sin embargo, lo desconocido
siempre nos da miedo cuando no está en nuestras manos
controlarlo.
También
habrá quien no crea en la continuidad del alma o ni siquiera en su
existencia. Aunque
suele
ocurrir que cuando llega
la hora de la muerte, las dudas sobre
la continuidad
y el miedo a lo desconocido aflora en sus mentes.
Sin
embargo, para el clarividente esotérico que tiene una percepción
más allá de la física, la muerte no existe, porque cuando una
persona muere, ve salir al alma del cuerpo y entrar en otra dimensión
del espacio. El temor a la muerte solo es debido a la incapacidad
humana de penetrar conscientemente en los mundos invisibles.
La
muerte no es el único gran misterio, sino que también lo es el
nacimiento. La diferencia entre uno y otro es que la muerte del
cuerpo físico es una liberación para el alma. En cambio, lo que
representa la vida para el ser humano, para el alma, es la
muerte.
Aquello
que deseamos, poseemos y anhelamos, nuestras relaciones más o menos
cercanas, nuestros conocimientos, nuestras creencias y demás... para
nosotros representan la vida.
Cuando
nos llega el momento en que debemos afrontar la muerte, la
consciencia personal que conocemos y con la cual nos identificamos,
nos vemos obligados a abandonarla, produciéndose una tremenda
rebelión en contra y una gran resistencia a aceptarla.
Esta
resistencia produce una larga agonía y sufrimiento que se podría
evitar si se tuviera una información adecuada y se supiera que más
allá de la vida física existen otras dimensiones, astral y mental y
que cuando se llega "allí" después de la muerte del
cuerpo físico, se descubre que nos
son familiares, especialmente el plano astral, porque cada noche
penetramos en ellas al dormirnos.
La
muerte no existe! Únicamente existe continuidad.
Lo
único que muere son los cuerpos que le han servido al alma como
vestidura para llevar a cabo una etapa más de su evolución en este
plano más denso. Cuando el alma se haya desplazado a estos mundos
más sutiles, una vez abandonado el cuerpo, seguirá conservando la
misma consciencia, tal como era antes de dejar el cuerpo físico,
pero con la diferencia que ahora se habrá librado del sufrimiento
físico y de todas las limitaciones de este plano.
El
proceso de la muerte es el mismo que se sigue cuando nos vamos a
dormir cada noche. La diferencia entre dormirse y morir es que al
dormir únicamente se separa del cerebro el hilo de la consciencia,
mientras que en el momento de la muerte, además de separarse el hilo
de la consciencia, también lo hace el hilo de la vida. Aun así, el
alma sigue existiendo más allá del cuerpo físico que ha
abandonado.
Cuando
un alma encarna se sumerge en la densidad de la materia, siendo para
ella una prisión que la limitará mientras dure aquella
encarnación.
Sin
embargo, cuando el cuerpo físico muere, el alma se libera y asciende
hacia los mundos sutiles, descartando progresivamente los cuerpos
físicos, etérico, el astral y el mental que le han servido en
aquella encarnación para adquirir experiencias, le habrán dado la
oportunidad de expandir la consciencia y redimirla hasta cierto
punto.
Una
vez se ha liberado de los distintos cuerpos materiales, llega al
Deva-Chan
(el Cielo de los Cristianos) donde entrará en un profundo reposo de
paz y bienestar, esperando que se den las condiciones oportunas para
volver a encarnar.
En
realidad el Deva-Chan no es un lugar, sino que es un estado de
consciencia.
Cuando
el alma desencarnada llega al Deva-Chan forma a su alrededor una
esfera dentro de la cual vivirá con solo desearlo y por el poder de
la imaginación, (pues cabe recordar que la imaginación es creadora)
todas aquellas experiencias que hubiera querido vivir en su vida y el
karma se lo impidió. Este es un estado de bienaventuranza que sirve
al alma humana de bálsamo por todos los sufrimientos vividos en
aquella encarnación a fin de poder entrar en una nueva vida sin el
recuerdo del sufrimiento que pudo haber padecido anteriormente.
(Quizás es por esta razón que normalmente no se nos permite
recordar las encarnaciones anteriores) Cada alma posee su propio
Deva-Chan de acuerdo a sus aspiraciones y tendencias cultivadas
durante la encarnación.
Para
esta alma, su Deva-Chan constituirá una vivencia mucho más real que
la propia vida física, habiéndose liberado de todo sufrimiento, ya
que el karma, cuando el alma ha dejado atrás sus vehículos
mortales, no puede seguirle hasta este nivel de consciencia
superior.
Marta
Parramon Elies
Comentarios
Este
es un tema que, sea por el miedo a la muerte o por la inquietud hacia
lo desconocido, suele interesar a la mayor parte de la humanidad.
La
temática del artículo no me resulta ni extraña ni desconocida,
pero agradezco la forma en la que, con sencillez, nos haces llegar
estas enseñanzas, ya que nos permiten asimilarlas de una forma más
fácil y clara.
Científicamente,
ya está demostrado que la energía no se extingue, se transforma, y
eso es lo que ocurre cuando alguien desencarna. Su esencia no
desaparece, simplemente se sutiliza y transforma.
Esperaremos
la siguiente parte del artículo.
Un
fuerte abrazo
Respuesta
Personalmente
hace algunos años conocí a un señor mayor que formó parte de mi
familia. Era una persona bondadosa, inteligente y de trato excelente,
bastante introvertido, aunque existía un gran aprecio por ambas
partes.
Un
día que en una conversación familiar saqué el tema de la muerte me
cortó en seco, negándose a oír hablar de ello y prohibiéndonos a
los que estábamos presentes que en su casa se volviera a hablar
sobre la muerte. Aunque él no la nombró por su nombre, sino que se
limitó a decir *no se puede hablar de esto*.
Aparentaba
no creer en nada más allá de esta vida física; sin embargo, lo
temía.
¿Cómo
se puede temer algo cuando se está tan seguro de que no existe nada,
más allá de este plano?
Quizás
en el fondo de su ser y de forma totalmente inconsciente, todavía
conservaba un mal recuerdo del final de su vida anterior.
Unos
años más tarde enfermó y no tardó mucho tiempo en dejarnos.
Todo
y sabiendo que se estaba muriendo, lo aceptó de manera pacífica y
serena hasta su último suspiro, sin dar ninguna sensación de
temor.
A
veces el miedo a la muerte no se produce únicamente por tener que
abandonar a los seres queridos o a lo que hemos acumulado de
conocimientos o posesiones materiales, o por el terror a ser
aniquilados, sino que por alguna razón, quizás dolorosa, todavía
podemos mantener el recuerdo inconsciente de alguna muerte terrible
acaecida en otra encarnación.
Por
esto no es recomendable esotéricamente someterse a regresiones para
saber que fuimos o que nos ocurrió en otras vidas. Si llegáramos a
saberlo sin estar debidamente preparados, la experiencia podría ser
traumática, condicionar el presente e interferir en la evolución
alcanzada. Además, es muy difícil que se pueda acceder a vidas
anteriores si no se tiene acceso a la consciencia causal, pues la
memoria de toda nuestra existencia se halla en los átomos
permanentes protegidos por nuestro Yo superior.
Un
fuerte abrazo
Comentario
Vida
y muerte son una misma energía de átomos en diferentes direcciones,
fusionándose a la vez para una Vida Única.
El
reposo y la actividad es totalmente necesaria para la evolución
Cósmica Universal.
Vida
de Vidas en encarnaciones que siempre son la misma con distintos
ropajes y personalidades.
Dios
dicen que descansó, no cesó su trabajo... así también nosotros
nos vamos nutriendo de la misma experiencia.
Nuestro
trabajo físico es también de actividad y descanso... así que por
analogías podemos entender.
Cuando
la humanidad en general se dé cuenta que el alma está aprisionada
en el cuerpo, abrirá sus alas y ese miedo a la muerte cesará.
Una
abraçada.
Respuesta
A
medida que nos vayamos introduciendo en el tema sobre la muerte y el
nacimiento irá surgiendo con más comprensión la realidad de una
existencia permanente.
El
Deva-Chan y el proceso de volver a nacer, al igual que todo lo que
haga referencia al tema, lo trataremos con detalle, a fin de conocer
si existe o no existe actividad fuera del cuerpo físico una vez
abandonado este, pues todo depende del nivel de consciencia alcanzado
y del propósito que tenga el Alma en la nueva encarnación.
Un
abrazo.
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