viernes, 29 de marzo de 2024

El porqué de la enfermedad.!

 

Quizás en más de una ocasión nos habremos preguntado el porqué de la enfermedad en este hermoso planeta que habitamos donde se forman y desarrollan tan sabiamente y de forma tan perfecta los organismos vivientes.

Sabemos que todo cuanto existe es energía más o menos densificada que manifiesta en cada uno de los planos y subplanos distintas frecuencias vibratorias. Que la entera Naturaleza es materia constituida de elementos y si tenemos en cuenta que nuestros cuerpos físico, astral y mental son elementales, quizás podamos comprender el porqué de la enfermedad cuando sabemos que la materia de por sí es imperfecta, siendo la misión del ser humano redimirla.

La enfermedad básicamente es producida por la fricción que surge entre el ser espiritual que habita las formas (que en su verdadera esencia somos nosotros mismos), cuando es consciente de sí mismo y pretende apoderarse de ellas para manifestar externamente su divinidad, y los devas elementales quienes las han construido para llevar a cabo su propia evolución. Son dos energías complementarias y a la vez antagónicas mientras predomina el aspecto materia en la consciencia del ser humano.

Aunque sabemos que Espíritu y materia son expresiones de un mismo Ser, manifestándose desde lo más sublime hasta lo más denso y que cuando decide Ser consciente se divide en dos aspectos de Si mismo, creando temporalmente separación, hasta que en el Sendero de Retorno surge el deseo de reencuentro para fundirse de nuevo en la Unidad.

En esta división se forman dos entidades complementarias y opuestas al mismo tiempo y como la intención del Logos consiste en ser plenamente consciente de todo cuanto ha visualizado al Crear, desciende en Consciencia de un plano a otro hasta penetrar en las formas más densas.

Sin embargo, para poder adquirir experiencia debe identificarse plenamente con lo que representan cada uno de los planos y para ello precisará de formas que le sirvan de vehículos para acceder hasta los rincones más recónditos de Su Ser. Es por esta identificación del Espíritu con la forma que durante miles de encarnaciones los seres humanos creemos que los cuerpos que utilizamos somos el verdadero ser espiritual.

Después de infinidad de experiencias va aumentando una larga etapa de fricción en la vida del aspirante al discipulado, apareciendo en su vida grandes conflictos psicológicos que son una fuente de enfermedades de todo orden. Estos efectos se producen porqué el aspecto superior de nosotros mismos que va despertando de su letargo, empieza a subyugar a los devas elementales que hasta el momento han sido los dueños y señores de sus estados de consciencia en los planos de la materia revelándose con intensidad y negándose a ser sometidos, con gran dolor y sufrimiento para el ser humano que vive inmerso en la dualidad y la indecisión, puesto que la naturaleza de los elementales constituyen sus propios estados de consciencia.

Al principio el sometimiento se produce sobre el elemental del cuerpo físico, siendo esta una trayectoria lentísima y de muchísimas encarnaciones, demostrando con esta actitud el desarrollo del cuerpo astral, siendo el síntoma de haber entrado en una etapa superior de consciencia, puesto que para poder controlar las energías que fluyen a un cuerpo inferior debe haberse desarrollado el superior, siendo éste el que las dirige y controla.

Más adelante y después del más largo recorrido de existencias por este mundo, que va de la 1ª a la 2ª Iniciación el desarrollo astral obtenido ha predominado casi por completo durante miles de encarnaciones. Durante este tiempo en que la consciencia se ha ido expandiendo debido a las experiencias y lecciones aprendidas, la mente ha alcanzado un alto grado de desarrollo lo suficientemente aceptable como para empezar a dirigir y a controlar su vida de deseos, alcanzando la integración de los tres elementales, surgiendo en la consciencia el poderoso elemental de la personalidad. Entonces la orientación superior que en la vida del aspirante espiritual ya había despertado, se acrecienta grandemente hasta que es puesto a prueba por el Maestro, siendo esta la más difícil de pasar. Se trata de una verdadera crisis de consciencia. Si supera las pruebas estará preparado para recibir la 2ª Iniciación, si se ve incapaz, probablemente tendrá que esperar a la próxima encarnación o, a que los astros y las energías que deban incidir sobre su consciencia, estén de nuevo alineadas triangularmente y en la posición adecuada.

Es en esta 2ª Iniciación cuando el discípulo en probación debe demostrar el perfecto control de su vida de deseos y el cambio de valores que le obligan a enfrentarse consigo mismo. Si las supera, se encontrará con la incomprensión de su entorno por su nueva forma de entender la vida y la forma de relacionarse, lo cual habrá cambiado sensiblemente debido a su creciente impersonalidad.


Una vez recibida la 2ª Iniciación es el Alma quien toma las riendas de la personalidad, habiéndose comprometido y consagrado al Servicio del Maestro y al cumplimiento del Plan. Los chacras inferiores al centro cardíaco estarán pasivos, habiendo entrado en una mayor actividad y de forma predominante el Cardíaco, el Laríngeo y el Entrecejo, activándose el proceso evolutivo considerablemente.

En cierto sentido la salud mejorará debido a su creciente impersonalidad y a la capacidad de comprensión de las cosas que le abrirán la visión a una realidad que desconocía sobre la naturaleza humana y el significado profundo de lo que significa ahora para el la espiritualidad. En esta etapa desaparece todo rastro devocional, ahora ya no responderá al tirón astral del plexo solar que lo inducía a satisfacer sus deseos desmedidos sino que las energías de su centro cardíaco altamente desarrollado, lo conectarán a una octava superior del astral, el plano Búdico. El deseo será transmutado en aspiración espiritual y la intuición le abrirá la visión a una Realidad insospechada.

A menudo, hemos repetido lo mismo al hablar sobre Curación esotérica, pero es que es necesario recordar que deberíamos ser plenamente conscientes de que estamos hablando de algo realizable y efectivo que podemos poner a la práctica y comprobarlo. Únicamente nosotros podemos liberarnos de las enfermedades que hemos generado con nuestra actitud equivocada e irresponsable, sin evadir las Leyes naturales por las cuales deberíamos regirnos.

Vemos pues que lo que produce las enfermedades en su gran mayoría es la resistencia que oponemos a renovarnos constantemente. El temor que frena el avance, es inherente no ya únicamente en el reino humano sino que lo llevamos impreso en nuestros genes en la memoria de los tiempos, desde que pertenecimos a la remota etapa evolutiva dentro del reino animal.


Simbólicamente hablando, ahora ya no somos niños que precisan de la atención constante de sus padres, ni mantener por las noches una luz encendida por miedo a la oscuridad, ahora sabemos que la oscuridad es algo ilusorio creado por nuestra imaginación y cuando lo reconozcamos y nos veamos tal como somos, descubriremos que existe en nuestro interior la Luz que siempre brilla y aunque en este instante no nos demos cuenta porque todavía no hemos rasgado los velos opacos de la ignorancia, la Luz siempre ha estado allí.

Cuando disipemos totalmente estos miedos, cuando dejemos de prestar tanta atención a nosotros mismos y nos interesemos más por el bien de la totalidad, la Luz brillará en todo su esplendor y al disipar estas sombras que pudieran quedar pendientes desaparecerá todo rastro de enfermedad.

A medida que la humanidad avancemos en el Sendero y permitamos al Yo superior ser el dueño y señor de nuestras vidas, la Tierra y la materia de que está compuesta se habrán liberado de los males que azotan a todos los reinos de la naturaleza sin distinción.

La gran responsabilidad que tenemos por delante consiste en redimir la materia de nuestros cuerpos, sabiendo que a la vez estamos contribuyendo a redimir al mundo


Marta Parramon Elies 


Comentarios
Una estupenda entrada que mucha gente debería leer.
Un fuerte abrazo


Respuesta

La enfermedad no la sufrimos únicamente los seres humanos, pues la ciencia sabe muy bien que incluso el reino mineral padece una especie de cáncer.
El Maestro Tibetano en el libro sobre "Curación esotérica" nos habla de tres enfermedades que son inherentes al suelo del planeta; la
Sífilis, el Cáncer y la Tuberculosis, y que de una forma u otra forma en esta o en anteriores encarnaciones las hemos padecido o podemos padecerlas.

Desdichadamente existen muchas otras enfermedades que producimos nosotros mismos con una mala canalización de las energías, cuando entran a través del cuerpo etérico hacia los chacras y esto ocurre porqué no damos respuesta a las requerimientos que provienen del Alma, obstaculizando el libre fluir de dichas energías que de otra forma nos proporcionarían una vida más saludable.
Sin embargo, a medida que respondemos de forma creciente a la vibración
superior, nos hacemos inmunes a la enfermedad, pues ésta únicamente existe en los tres mundos, el físico-etérico, el astral y el mental.
Con esto podemos comprender que la pureza de vida y la correcta acción es la mejor protección que podemos tener contra cualquier enfermedad.

Agradezco tu comentario
Un fuerte abrazo

Comentario

Cuando nos centremos en nuestra verdadera esencia...
Cuando el cielo y la tierra formen verdadera alianza toda enfermedad planetaria desparecerá quedando en el olvido y dando un giro de 360 grados. Ya nada será igual en vibración.

Gràcies Marta.
Una forta abraçada!


Respuesta

Aunque pueda parecernos un sueño, el Logos planetario y todas las vidas que vivimos y evolucionamos dentro de Su cuerpo (la Tierra), en un tiempo lejano llegaremos a formar parte de un planeta Sagrado.
La analogía siempre funciona de forma similar, tanto si la aplicamos a un Logos como a un ser humano,
quizás no en los detalles, pero si en su significado más profundo, salvando naturalmente las grandes distancias evolutivas que nos separan de un Dios.
Viendo a la inversa este estado evolutivo superior, podemos decir que cuando los elementos moleculares
de que está constituida la materia se hayan elevado al nivel de un Hombre celestial, la Materia se habrá convertido en Espíritu.
Esta es la Ley y éste es el Orden que sigue la evolución.

Gracies a vosaltres amics
Una forta abraçada


Marta Parramon Elies

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