Estudio preliminar sobre meditación grupal ! 2ª parte

Traducción del Catalán al Español publicada en audio en este blog el 3/3/2014

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Reunión grupal en la Sociedad Teosófica Rama Armonía de Barcelona, Catalunya (España)
2000

Cuando un grupo está plenamente integrado y abierto a las energías superiores debe retener en su consciencia la inspiración y lo que ha captado intuitivamente, de manera que al compartirlo grupalmente pueda ser comprendido y aplicado en el servicio, pues se trata de esto, de dar a conocer a la humanidad por medio del servicio aquellas verdades sobre la Sabiduría Eterna que para la mayoría de seres humanos todavía permanecen ocultas.

En las meditaciones grupales no esperemos respuestas personales, estamos realizando un servicio como intermediarios entre el Maestro y la humanidad. Sin embargo aunque no lo deseemos, el servicio grupal también nos hace avanzar individualmente, porqué las energías que el grupo invoca son transmutadoras.

Nos dice el Maestro Tibetano: 

"El hombre avanza en la medida en que sirve" 

y esto lo podemos comprobar por nosotros mismos.

El trabajo que podemos realizar en grupo es muy importante. Al principio no tenemos experiencia en hacer meditaciones y hay que practicar hasta aprender. 
En el libro (Aforismos de la Yoga de Patanjali) de Alice Bailey, titulado " La Luz del Alma" se enseñan distintas formas de meditar. Por mi parte yo no doy técnica alguna, pienso que el conocimiento es necesario pero cada cual debe encontrar por si mismo la forma a la cual se adapte más fácilmente.

Otro requisito necesario es que los vehículos que utilizamos, el físico, el astral y el mental han de estar correctamente alineados, para que el canal por donde deben circular las energías que provienen de niveles superiores y las que nosotros mismos invocamos, esté totalmente abierto y sin obstrucciones. Esto significa que la personalidad debe estar plenamente integrada y alineada con el Alma.

Debe haber una pureza de vida, empezando por el cuerpo físico; tomando alimentos puros y sencillos, rodearnos de ambientes sanos, si es posible permanecer el mayor tiempo posible en medio de la Naturaleza y establecer un orden y medida en la relación sexual. Todo esto bien entendido, nos vivifica y fortalece física y espiritualmente.

Las disciplinas exigidas en el pasado no son las mismas que en nuestra época actual. Nuestra civilización responde a otro ritmo de vida y la evolución mental y espiritual de la humanidad ya no es la misma de mil años atrás. Ante todo es necesario un orden, una vida rítmica y equilibrada, cosa difícil de realizar debido al cambio de eras cuyas energías están activando el sistema nervioso de una forma extraordinaria y porqué además, todavía estamos  demasiado condicionados por valores materiales y tendencia personales.

Seguramente que la mayoría de vosotros conocéis el libro de Krishnamurti"A los Pies del Maestro". Es un librito minúsculo y de muy pocas páginas, sin embargo es de un gran y valioso contenido espiritual. Lo escrito es un mensaje de orientación que le dio su Maestro cuando era muy joven y él lo ofreció al mundo para dar a conocer de la forma más sencilla, que existe una nueva forma de vivir, que está al alcance de todos si nos decidimos a cambiar y nos encaminará a la construcción de un mundo mejor. Nos habla de la inofensividad de pensamiento, de palabra y obra y esto es muy difícil de realizar, porqué cuando conseguimos superar algo reprochable en nuestro comportamiento, vemos que todo tiene su octava superior y lo que en cierta etapa nos parecía una virtud, más adelante nos damos cuenta que todavía era imperfecto. Entonces descubrimos que la perfección no tiene límites y que siempre existe un más allá.
Se trata pues de ser observadores de nosotros mismos y de nuestra actitud frente a los demás, pero también deberíamos ver como reaccionan ellos frente a nuestras palabras, nuestros actos y también a nuestros pensamientos. De esta forma nos vamos conociendo en profundidad y corrigiendo todo cuanto no esté matizado por el amor y la comprensión. 
En realidad no somos conscientes del efecto que producimos en los demás, pero llegará una etapa en que la sensibilidad se acentuará y sabremos lo que piensan y sienten quienes nos rodean, aún sin mediar palabra alguna, entonces mediremos nuestras palabras y todo cuanto podamos sentir en nuestro interior será pasado por el cedazo de la comprensión y el amor.  
Con el tiempo desarrollamos los sentidos superiores a medida que nos entregamos más de lleno al servicio. Entonces aún sin ser conscientes de ello, nos estamos acercando al Maestro, estamos actuando como Almas y lo único importante para nosotros consiste en despertar las consciencias de quienes están adormecidos y señalar a la humanidad hacia dónde debería dirigir sus pasos si desea hallar la Estrella que ilumina el camino hacia su Ángel solar.

Vemos pues que en un principio debemos conocernos a nosotros mismos, saber diferenciar cuando lo que experimentamos es fruto de la mente o del deseo. 
Esto puede parecernos muy fácil de saber, pero cuando nos introducimos en el estudio de las energías, nos damos cuenta que la cosa no es tan fácil. Las energías siempre activan el pensamiento y actualmente todo el mundo piensa, (no significa que todo el mundo sea inteligente) sin embargo según el enfoque de la consciencia de cada cual, cuando las reciba las enviará a un chacra determinado que corresponderá a su estado de consciencia particular. Puede ser al sacro a nivel físico, al plexo solar donde actúa el deseo y el aspecto emotivo o astral; al centro cardíaco, que cuando está despierto revela la conexión con el Alma; al laríngeo, estimulado por la mente y revelándose por medio de la palabra escrita o hablada, o por algún tipo de expresión creativa; o también en algunos casos hacia los centros de la cabeza, el ajna y el coronario en el caso de seres muy avanzados cuya consciencia se enfoca en los niveles internos superiores.
Esta dirección de las energías activa siempre un estado de consciencia y poco a poco vamos ascendiendo a una escala superior para entrar en el sendero del discipulado.  

Marta Parramon